En la era digital, donde la información circula a una velocidad vertiginosa y cualquiera puede convertirse en “influenciador” desde su celular, el sector agropecuario colombiano enfrenta un nuevo y silencioso desafío: la desinformación con apariencia de verdad. Hoy, más que nunca, es crucial que nuestros ganaderos —hombres y mujeres que trabajan la tierra con esfuerzo y pasión— aprendan a distinguir entre los contenidos validados técnicamente y aquellos que nacen del afán de ser populares, sin respaldo científico ni experiencia comprobada.
En redes sociales abundan los “expertos” que prometen fórmulas milagrosas, soluciones instantáneas o técnicas revolucionarias que supuestamente aumentan la producción, facilitan los trabajos, eliminan enfermedades o mejoran la genética del ganado de la noche a la mañana. Muchos de estos mensajes se viralizan rápidamente porque suenan bien, usan lenguaje atractivo y apelan a las emociones. Pero lo que parece una oportunidad, puede terminar siendo una trampa costosa.
El problema no es nuevo, pero sí más visible y peligroso hoy gracias al alcance masivo de plataformas como Facebook, TikTok, Instagram y YouTube. En lugar de consultar con profesionales capacitados y con experiencia, algunos productores están tomando decisiones basadas en publicaciones sin evidencia, sin análisis, sin contexto. Las consecuencias pueden ser muy graves, y van desde pérdidas económicas por prácticas ineficaces, hasta riesgos sanitarios para los animales y el ecosistema.
El conocimiento técnico y científico no es una moda: es la base de una ganadería sostenible, rentable y responsable. Desconocerlo por seguir a un “influencer” que carece del conocimiento y la experiencia, puede significar años de retroceso. Es cierto que debemos aprovechar las herramientas digitales, pero también debemos exigir rigor, contrastar fuentes y recurrir a instituciones serias, gremios y profesionales con trayectoria.
Desde este espacio, hacemos un llamado a la sensatez, a la formación continua y a la confianza en la ciencia. Colombia necesita un campo fuerte, moderno y competitivo, y eso solo se logra cuando el conocimiento guía nuestras decisiones. No caigamos en la trampa del espectáculo: en el mundo agropecuario, la verdadera influencia se mide en resultados, no en “likes”.
Porque en el campo, como en la vida, lo que vale no es lo que suena bonito, sino lo que está bien hecho.