Por Javier Lyonnet mayo 3, 2022
Más de 800 terneros afectados por incendios forestales y sequías se recuperan en un hotel para ganado en el departamento de Paysandú en Uruguay, una experiencia innovadora en América Latina
Esta iniciativa surgió a raíz del déficit hídrico provocado por el segundo año consecutivo de La Niña había encendido luces amarillas en casi todo el país. Pero fueron los incendios más grandes de la historia en Uruguay, 37.000 hectáreas de bosques se quemaron en Río Negro y Paysandú, lo que generó alarma pública y desencadenó formalmente una declaración de emergencia en los últimos días de diciembre.
Las pasturas escasas comprometieron, sobre todo, a las vacas que amamantan a sus terneros nacidos entre septiembre y noviembre. En los montes forestales que se incendiaron pastaban miles de vacunos en sistemas integrados con la forestación. Algunos terneros murieron, otros sufrieron quemaduras, unos cuantos se dispersaron al quemarse los postes de los alambrados y fue necesario juntarlos.
El predio de la Liga del Trabajo de Guichón (Uruguay) está acondicionado para alojar y manejar ganado. Tiene varios potreros, bretes, mangas para vacunación, cepos, baño de animales, galpones, un amplio ruedo central para jineteadas y otro más chico, para remates, que mantiene reminiscencias de la arquitectura rural de hace un siglo.
Para desarrollar el hotel para terneros fue necesario instalar tres tipos distintos de comederos que cargan hasta 400 kilos de ración, bebederos, garantizar la provisión de agua necesaria, colocar mallas sintéticas para proporcionar sombra y conseguir personal.
La asistencia financiera también era una necesidad. Nelson Moncalvo y Héctor Daniel Martini, presidente y secretario de la Liga, se acercaron a Fernando Mattos, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay sobre el proyecto, y se les solicitó un presupuesto para la rehabilitación de 1.000 terneros. El ministro, que ya conocía de primera mano las instalaciones de la Liga, se mostró inmediatamente partidario del proyecto.
El Fondo Agropecuario de Emergencia del MGAP asignó US$59 por cabeza para mantenerlos durante 100 días, al cabo de los cuales –el 30 de mayo– deben haber engordado unos 70 kilos. Los productores aportan otros US$25 por animal.
De los 1.065 anotados entraron al hotel 862 terneros de razas Hereford, Angus negros y colorados, Braford y cruza. Algunos animales no llegaron por haber dado positivo a brucelosis y otros porque en el proceso de cinco semanas previo al ingreso sus dueños vieron recuperarse las pasturas –llovieron 600 milímetros en dos meses tras la prolongada sequía– y pudieron mantenerlos en sus campos.
“Primero se les enseña a comer y a usar los bebederos”, repasa Nelson Moncalvo con voz calma, apoyado en una cerca de madera. Separados de la madre mientras solo toman leche, con menos de dos meses y 60 o 70 kilos de peso en casos de los más tardíos, deben acostumbrarse a comer ración de granos –una mezcla de maíz, sorgo, cebada, trigo y suplementos minerales– con 21% de proteína, además de alfalfa en fardos.
El destete precoz, es decir, anticipar la separación de los terneros de la madre, es una práctica que se utiliza ante situaciones de emergencia, como la sequía en Uruguay. Permite recuperar el estado corporal de las vacas y mantener los índices de preñez del rodeo. Sin embargo, no siempre es utilizada por los riesgos sanitarios y complicaciones logísticas que implica.
Alejandro Saravia, técnico del Plan Agropecuario de Uruguay, recordó en el diario El Telégrafo que en 1999 los técnicos –él incluido– fueron a Argentina “para ver cómo aplicaban la técnica y traer las pautas para encerrar terneros tan livianos; en ese momento no había mucha experiencia”. Ese año funcionaron en Uruguay seis hoteles para terneros, pero la experiencia sólo se repitió en Guichón siete años después.
El hotel necesita de unos 3.000 kilos de alimento por semana, es donada por barracas y veterinarias de todo el país. Dos veces por día –temprano en la mañana y a última hora de la tarde– cuatro estudiantes de la escuela agraria La Carolina se encargan de llenar los comederos. John Cáceres, Segundo Pereyra, Lorenzo Panizza y Joaquín Henderson, de 20 y 21 años, se anotaron para hacer una pasantía en el hotel y preparar su tesis sobre manejo de terneros y destete precoz.
Los estudiantes cargan el alimento en una camioneta enganchada a un tractor y recorren lentamente potrero por potrero. Usan los facones que llevan al cinto para cortar el nylon de las bolsas de 40 kilos antes de volcarlas en los recipientes donde una docena de terneros pueden comer, a la vez, hasta cuatro kilos diarios.
En encuestas realizadas después de las primeras experiencias de hoteles, hace más de 20 años, nueve de cada diez beneficiarios se declararon conformes con el tratamiento, 82% hubiera dejado los animales por más tiempo, pero solo 38% dijo que volvería a mandar terneros en régimen de hotel.
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