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Transformar sistemas alimentarios para tener personas, medio ambiente y economías saludables

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

A nivel mundial, la asistencia para la agricultura y la alimentación supera los USD 700 000 millones al año, pero los agricultores reciben solo 35 centavos de cada dólar.

Por Juergen Voegele, Banco Mundial. 17 de enero de 2023

A nivel mundial, la asistencia para la agricultura y la alimentación supera los USD 700 000 millones al año, pero los agricultores reciben solo 35 centavos de cada dólar.

En el marco del programa Sistemas Alimentarios 2030 del Grupo Banco Mundial, ayudamos a los países a transformar sus sistemas alimentarios para que logren el objetivo hambre cero a más tardar en 2030.

Cuando el mundo sigue luchando contra la crisis alimentaria, debemos recordar que este problema no surgió de la noche a la mañana. La guerra en Ucrania aceleró la crisis y generó más atención, pero los precios de los alimentos y el hambre en el mundo ya iban en aumento incluso antes del conflicto. El cambio climático, entre otros, ha sido uno de los principales factores que empeoran estas tendencias. Irónicamente, aunque la producción mundial de alimentos casi se cuadruplicó entre 1961 y 2020 y aumentó un 50 % entre 2000 y 2020, más personas que nunca pasan hambre.

Para resolver la situación que enfrentamos hoy en día, es necesario centrarse como nunca antes en la transformación de nuestros sistemas alimentarios para hacerlos más sostenibles y alimentar, al mismo tiempo, a una creciente población mundial. Un sistema alimentario que funciona bien ayudará a desarrollar capital humano, sacar a las comunidades de la pobreza y mejorar la resiliencia climática.

En cambio, nuestro sistema alimentario mundial genera anualmente una cifra estimada de USD 12 billones en costos sociales, económicos y ambientales ocultos, entre ellos la generación de casi un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. También impulsa a los consumidores a elegir alimentos poco saludables al mantener demasiado altos los precios de los alimentos sanos.

Seguir como hasta ahora es inaceptable. Necesitamos un cambio sistémico en nuestro enfoque para la agricultura y los sistemas alimentarios a fin de transformar la manera en que producimos, transportamos y consumimos los alimentos.

Cómo utilizar el apoyo a la agricultura

Un cambio clave que debemos hacer se relaciona con la forma de utilizar el apoyo a la agricultura. A nivel mundial, la asistencia para la agricultura y la alimentación supera los USD 700 000 millones al año. Si bien este apoyo es necesario, gran parte no está orientado de la manera correcta: los agricultores reciben solo 35 centavos de cada dólar y, a menudo, la asistencia fomenta prácticas de producción insostenibles.

Hay opciones para que los Gobiernos reorienten el apoyo agrícola actual —que se utiliza principalmente para apoyar los precios, los subsidios a los insumos y los pagos directos a los productores— y lo usen para implementar políticas respetuosas del medio ambiente e incentivar a los agricultores a adoptar prácticas agrícolas inteligentes desde el punto de vista climático. El financiamiento público también puede utilizarse para ayudar a reducir los riesgos de las inversiones del sector privado que cumplen normas sociales y ambientales más exigentes. Asimismo, puede usarse para incentivar nuevas tecnologías que ya han demostrado ser prometedoras, como los aditivos para piensos que reducen los gases de efecto invernadero, o para técnicas de producción de arroz que disminuyen las emisiones de metano.

Adoptar políticas adecuadas reduciría las distorsiones de precios, promovería un crecimiento de la productividad resiliente y sostenible, y fortalecería las cadenas de valor. Esto, a su vez, mejorará la seguridad alimentaria y la nutrición, reforzará los ingresos de los agricultores y permitirá optimizar mejor los recursos en los programas públicos.

La falta de acceso a la información

Otro desafío es que el sistema alimentario mundial es sumamente complejo y está muy fragmentado. A pesar de los considerables aumentos de la producción, el sistema es ineficiente y derrochador, y la abundancia y el hambre siguen coexistiendo. En el centro de estos fracasos está la falta de acceso a información entre los agricultores y dentro de los mercados, donde los sistemas inflexibles incentivan los altos costos de transacción.

Un mejor uso de los datos y la tecnología digital

Esto puede ayudar a conectar a los 570 millones de establecimientos agrícolas del mundo con 8000 millones de consumidores. La agricultura digital basada en datos puede ayudar a mejorar el rendimiento de los cultivos, reducir los desechos, bajar los costos y disminuir la contaminación, todo lo cual contribuye en gran medida a reducir la desigualdad y el hambre en el mundo.

Pero no hay una solución única. Todos los países tienen su propio conjunto de desafíos y necesitan identificar opciones y estrategias para lograr los resultados deseados. En última instancia, transformar los sistemas alimentarios para obtener mejores resultados de desarrollo requiere análisis locales y específicos de cada país, respaldados por diálogos de múltiples partes interesadas para incluir a todos en el proceso de formulación de políticas.