Los sistemas silvopastoriles son la forma de convertir una finca tradicional en una producción ganadera sostenible y su intensidad y velocidad de implementación pueden variar de acuerdo con las condiciones de cada predio.
Además, permiten aumentar la oferta de biomasa, comida del ganado, mejorar las condiciones de bienestar, proteger los suelos de la erosión y reducir hasta hacer positivo el impacto ambiental de la producción ganadera, indicó Ricardo Arenas, en un capítulo más del Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán).
El modelo silvopastoril más sencillo de implementar es el de las cercas vivas, migrando progresivamente desde las cercas tradicionales.
Este arreglo consiste en reemplazar los postes tradicionales que se usan en los cercados perimetrales o de división de potreros, lo que se puede hacer paulatinamente para que los costos se puedan manejar más fácilmente.
Esta inversión, adicionalmente, puede financiarse con el costo de mantenimiento de los cercados tradicionales y hacer que estas cercas sean más sostenibles.
Aquí es importante escoger la especie de árboles y/o arbustos que más se adapten al ecosistema donde se encuentra la finca, siendo algunos de los más usados el tilo o el lechoso en trópico alto, aunque este último es de muy baja palatabilidad, pero permite, en algunas zonas, una muy rápida propagación y usarlo como barrera rompevientos para protección de heladas.
Entre tanto, el tilo se puede aprovechar, posteriormente, como fuente de alimentación, incluso en épocas muy críticas de baja oferta forrajera de los potreros del predio. Ambas especies se reproducen por estacas para cuya siembra es importante tener en cuenta algunas recomendaciones. (Lea en CONtexto ganadero: Sistemas silvopastoriles, una buena opción para aumentar la carga animal)
Seleccione plantas madre sanas, de buen desarrollo que permitan obtener el mayor número de estacas las cuales se deben cortar no muy gruesas, de 1,5 a 2,5 centímetros de diámetro, preferiblemente leñosas, no demasiado tiernas y con una medida de 40 centímetros de largo, aproximadamente.
Se debe hacer un corte en bisel para evitar pérdidas por pudrición. No se deben usar estacas astilladas o quebradas. De ser posible, se deben sumergir los bordes de la estaca en agua con sábila para mejorar la cicatrización y aumentar los porcentajes de rebrote.
Igualmente se necesita aislamiento para garantizar que las siembras queden protegidas del ingreso de animales. Esto puede lograrse con una cerca eléctrica temporal que las proteja a 1,5 metros de distancia hasta tanto la planta logre una altura suficiente para que el ramoneo no la dañe.
Preparación
Para evitar la competencia entre la especie forrajera y otras especies presentes en el terreno es importante preparar el sitio de siembra picando un círculo de 20 centímetros de diámetro en la tierra, aflojando el suelo para mejorar el desarrollo de las raíces y aplicar un herbicida antes de sembrar.
La época ideal de siembra es cuando comienzan las lluvias, garantizando que el material tenga las condiciones de humedad ideales para su desarrollo. Hay que sembrar las estacas inclinadas asegurándose que el bisel de la parte superior quede apuntando hacia el suelo y aplicar medio kilo de materia orgánica compostada en el sitio de siembra. (Lea en CONtexto ganadero: Razones por las cuales los silvopastoriles le generan dinero)
Si se busca la implementación de setos forrajeros más que cercas vivas es importante aumentar la densidad de siembra y realizarla en dos o tres líneas paralelas de surcos y tener en cuenta que la distancia de siembra debe ser de un metro entre surcos y de 50 centímetros entre plantas, preferiblemente incorporar árboles que enriquezcan el sistema como sauces, pinos, cedros de altura, alisos, entre otros.
Para trópico bajo como la Orinoquía y el Caribe, las alternativas de siembra incluyen el botón de oro y leucaena, de acuerdo con las condiciones de cada finca.
En los sistemas de ramoneo, bien sea en árboles dispersos o en franjas debe haber sinccronía entre la recuperación de las gramíneas, las leguminosas rastreras y arbustivas que se utilicen de modo que no se castiguen los tiempos óptimos de aprovechamiento de cada una.
Evaluación
A la hora de evaluar los resultados o el tamaño del sistema silvopastoril intensivo es importante que tengan un tamaño representativo en la finca para permitir que el sistema exprese las bondades y los indicadores productivos como el aumento en la producción de biomasa por unidad de área y el mejoramiento de los indicadores productivos del hato al tiempo que libera áreas para la conservación y restauración ecológica.
Por ello, el establecimiento de un sistema silvopastoril intensivo debe darse como resultado de un ejercicio de planificación predial participativo. Una vez tomada la decisión se deben definir las estrategias de manejo del hato mientras se establece el sistema, teniendo en cuenta que el primer pastoreo o corte de los arbustos se debe realizar entre seis y ocho meses a partir de la siembra para alcanzar la consolidación de las arbustivas, gramíneas y leguminosas rastreras. Un ingreso prematuro del ganado conduce al fracaso del arreglo silvopastoril. (Lea en CONtexto ganadero: Sistema silvopastoril intensivo, opción de ganadería sostenible)
La siembra y su densidad adecuada dependerá de los diseños definidos y las variedades de gramíneas, leguminosas, arbustivas y maderables de ser el caso. El manejo de estos sistemas exige mayor control que el manejo de las praderas tradicionales, pero haciéndolo de manera adecuada arroja unos resultados técnicos y productivos suficientemente productivos en su relación costo/beneficio.
Otro modelo de arreglo silvopastoril intensivo es el de setos forrajeros en franjas de arbustos compuestas por tres o cuatro filas y que se siembran en las divisiones o franjas de los potreros permitiendo que en cada rotación el forraje sea aprovechado al máximo y que al no tener una presión directa y constante del pisoteo del ganado la recuperación del arbusto sea más rápida.