Prácticamente existen tres grandes clasificaciones de productor ganadero ecológico:
-
El ganadero que no sabe que es ecológico, pero lo es (no está certificado)
-
El ganadero que dice que es ecológico, pero no lo es (no se puede certificar)
-
El ganadero que sabe que es ecológico (se puede certificar o ya ha sido certificado)
Al primer grupo pertenecen los ganaderos que por alguna circunstancia (o casi siempre una dificultad) nunca ha utilizado en su ganadería ninguna clase de productos de síntesis química (fertilizantes, venenos, hormonas, antibióticos, o cualquier otro insumo que se considere contaminante), ni ha implementado prácticas que sean contribuyentes a la erosión del suelo, ni ha sembrado semillas de pastos foráneos (solo se le posibilidad hacer uso de las especies forrajeras nativas), no han deforestado, y cuidan muy bien el agua, entre otras cosas; por lo tanto, son ganaderos que siempre han hecho su ganadería en campos totalmente naturales, lo han agredido muy poco, y el producto que obtienen (carne o leche) casi podría ser considerado un alimento libre de contaminación química, y por lo tanto está muy aproximado a lo que se considera “alimento orgánico”. (Blog: ¿Cuánto tiempo tarda la conversión a Ganadería Ecológica?)
También a este grupo pertenecen aquellos productores ganaderos que por estilo de vida, filosofía o convicción personal, han tratado su campo, sus animales, y a sus empleados, de una manera sensible, intentando ser lo más simplistas y naturalistas posible, tratando de que haya un bienestar general en todo el ecosistema de sus ganaderías y un ambiente laboral muy agradable.
Este grupo no está certificado como productores orgánicos, porque aunque le dan a sus ganaderías un manejo supuestamente “ecológico” no necesariamente cumplen con los requisitos establecidos en las normas y reglamento de Producción Orgánica, es decir, no son 100% ecológicos porque algunas de sus prácticas no son ambiental, social o económicamente sostenibles; de hecho, es muy probable que ni siquiera conozcan esas normas y/o reglamento, ni tengan claras las ventajas que le otorga la producción y/o la certificación orgánica/biológica/ecológica, no han identificado en ello la gran oportunidad de negocio que tiene este estatus, o hasta conociéndolo jamás se han interesado en obtener una certificación de su producción y de sus productos por razones varias.
Al segundo grupo pertenecen todos aquellos ganaderos que presumen de tener una ganadería ecológica, pero en realidad están muy lejos de tenerla, pues es seguro que su concepto o criterio de lo que significa ser un productor ecológico es confuso, difuso, erróneo, equivocado. (Blog: ¿Qué productor no puede ser un ganadero ecológico, biológico, orgánico?)
Es muy común y frecuente que esto ocurra, ya que aún la academia, las instituciones, los profesionales, las empresas, etc. manejan o manipulan información que en vez de dejar un mensaje claro, tergiversan y confunden a quien la recibe. Hay incluso empresas que de manera intencional emiten un mensaje incorrecto al productor para hacerlo creer que comprando lo que ellos comercializan no le están haciendo daño a su tierra, a sus cultivos, a sus animales, a sus empleados, a ellos mismos, al planeta, etc. y les venden su producto como ecológico cuando realmente no lo es. También ocurre que hay muchas versiones diferentes sobre lo que es ecológico, y nos hacen creer que palabras como verde, limpio, más limpio, o hasta la palabra “natural” son sinónimos de ecológico, cuando no siempre lo son.
Así pues, existe gran cantidad de productores ganaderos convencidos de estar haciendo ganadería ecológica pero que no podrían recibir una certificación para sus ganaderías por estar practicando en realidad una ganadería antiecológica, no ecológica, o una ganadería con un concepto ecológico equivocado. No existe pues una ganadería que se pueda considerar “ecológica a medias”; o es ecológica, o no lo es. Para que estos puedan obtener una certificación, y aprovechar el estatus y las ventajas que le da el estar certificado en producción orgánica/biológica/ecológica, deben convertirse primero a la verdadera Producción Orgánica de acuerdo con las Normas o Reglamento que esté vigente.
En el tercer grupo están todos los ganaderos que reconocen bien el potencial de los mercados de consumo de alimentos orgánicos certificados a nivel mundial, tienen muy claro además cuál es la tendencia mundial en cuanto a la producción y comercialización de alimentos para consumo humano, son sensibles a lo que está aconteciendo en el mundo con relación al uso de las tierras para cultivo y producción pecuaria y saben que cada año se erosionan 76.300 millones de toneladas de suelo, y se dan cuenta que el clima de todo el planeta está cambiando por causa del calentamiento global y el efecto invernadero, haciendo que la producción de alimentos cada vez sea más difícil, y muchas cosas más de este tipo.
Por eso, decididamente toman por sí mismos la iniciativa de producir en armonía perfecta con la naturaleza, y saben que el camino más indicado es el de la producción orgánica de conformidad con las normas y reglamentos establecidos para tal fin. (Blog: Cómo un ganadero puede llegar a ser Ecológico – Biológico - Orgánico)
Pero, claro está, que saben muy bien que aunque todo esto lo hacen a consciencia y para contribuir con la humanidad y con el planeta, este modelo de producción que es totalmente diferente y opuesto a lo que hacen los demás ganaderos del común, tiene las grandísimas ventajas de abaratar los costos de producción, incrementar la productividad, y además, al estar certificados, logran un mejor precio en la venta de lo que producen, por lo que el margen de utilidades es máximo, siendo así la forma más rentable, sostenible y sustentable de permanecer indefinidamente en el negocio ganadero.
Fuente: Manual de preguntas frecuentes / Cultura Empresarial Ganadera (CEG) - Instituto André Voisin Internacional (IAVIC)