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Leche de vaca, ¿necesaria o complementaria?

08 de Febrero 2021

El consumo de leche de vaca siempre crea controversia; existen defensores y detractores. Si no tenemos ninguna intolerancia, ¿cuántos lácteos tenemos que incluir en nuestra dieta?

Los detractores de la leche de vaca dicen de ella que su grasa es mala, que su digestión es muy pesada, que la lactosa no se puede digerir, que tiene muchas hormonas y antibióticos... Los defensores que es imprescindible para un adecuado crecimiento, que es el alimento que más calcio aporta... ¿Qué hay de cierto en todo esto?

¿Qué dicen los estudios?

A día de hoy, encontramos estudios científicos que avalan los beneficios de consumir leche de vaca. Y otros, que no es tan necesaria. Por ello los profesionales de la salud no tienen todos una misma opinión. Veamos sus pros y contras.

Ventajas del consumo de leche de vaca

Se esté a favor o en contra del consumo de leche de vaca, lo que no se puede negar es que su consumo aporta proteínas de alto valor biológico, contiene hidratos de carbono fundamentalmente en forma de lactosa, es rica en calcio y vitaminas (complejo B, vitaminas A y D), y también minerales (magnesio, fósforo y zinc). La lactosa de la leche de vaca, a su vez, facilita la absorción de calcio y de magnesio. La vitamina D presente en la leche favorece, asimismo, la absorción de este mineral. Por todo ello la leche debe considerarse como una buena fuente de calcio, no sólo por la cantidad que tiene sino porque sus nutrientes favorecen su absorción.

Entonces, ¿los lácteos son imprescindibles en una dieta sana?

No, imprescindibles no lo son. Siempre que se siga una dieta equilibrada y saludable donde se consigan alcanzar los valores óptimos de nutrientes para un correcto crecimiento (como el calcio) a través de otros alimentos, puede realizarse una dieta sin lácteos. Aunque los lácteos son una buena fuente de calcio, diversas investigaciones científicas (Feskanisch y colaboradores publicado en JAMA Pediatrics, o Tay y colaboradores y Bolland y colaboradores, publicado en BMJ) muestran que no existe mayor prevención de fracturas óseas por mayor consumo de alimentos ricos en calcio, por lo que se desmonta la teoría de: a más lácteos, mayor salud ósea.

Enfermedades y consumo de leche de vaca

Los estudios investigan la relación entre consumo de lácteos, mortalidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer, realizando revisiones sistemáticas y metaanálisis (Larsson y colaboradores publicado en Nutrients). El resultado del estudio indica que no se observa una asociación consistente entre su consumo y la mortalidad de cualquier causa.

Antibióticos y hormonas en la leche de vaca

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publica cada año un informe en el que muestra los resultados del análisis de los alimentos, entre ellos, la leche de vaca, resultados oficiales de 2014 indican que el 0,09% de la leche analizada estaba por encima de los límites permitidos por la legislación. Cabe decir, que España, es el país europeo, que más antibiótico utiliza en la cría de ganado, pero solo pueden utilizarse si el veterinario lo prescribe. Cabe recordar que la EFSA prohibió el uso de hormonas en el ganado ya en los años 90, por lo que, si no existe un fraude, la carne no debería llevar hormonas. Los resultados publicados en 2018 muestran que, de un total de 86.575 muestras, un 0,11% sí contenían cantidades de hormonas.

Se pueden tomar lácteos siempre que no sienten mal, si no se tiene intolerancia a la lactosa ni alergia a la leche. Así lo indican las Guías Nutricionales de la Universidad de Harvard, las que recomiendan un consumo máximo de dos raciones al día de lácteos de buena calidad. Cabe destacar que entre los lácteos debemos diferenciar la leche, el yogur natural o los quesos, de los ultraprocesados lácteos como batidos, helados con base de leche, postres lácteos azucarados (natillas, yogures con sabores…), que no son nada recomendables por su gran aporte en azúcares y grasas saturadas, por mucho calcio que nos aporten.

Artículos tomado del siguiente enlace.