Los sistemas silvopastoriles han emergido como una solución prometedora que integra árboles, pastos y animales en un solo sistema de producción, ofreciendo beneficios ecológicos, económicos y sociales. Sin embargo, surge una pregunta ¿debe seguirse un orden específico en la aplicación de los arreglos silvopastoriles? (Lea en CONtexto ganadero: Conozca cómo debe ser el manejo de las cercas vivas)
De acuerdo a lo que explica Danilo Portilla Pinzón en un podcast de la Corporación colombiana de investigación agropecuaria (Agrosavia), “es posible utilizar una escala de complejidad en los arreglos silvopastoriles, para pasar de un menor a un mayor”.
Esto quiere decir que la jerarquía en la implementación de arreglos silvopastoriles no es un concepto rígido, pero sí puede guiarse por criterios de eficiencia, objetivos específicos de la finca y las condiciones agroecológicas particulares.
Según Portilla Pinzón, “el arreglo de las cercas vivas se puede considerar como el más sencillo o simple, porque solo consta de pilas de árboles espaciadas que se usan para delimitar potreros u otras áreas”.
Las cercas vivas son ideales para fincas que necesitan mejorar el manejo del ganado y reducir la erosión del suelo. Además, pueden servir como hábitat para la fauna silvestre y como fuente de productos secundarios como leña o frutos.
En ese orden de ideas, Portilla Pinzón asegura que el siguiente arreglo de árboles dispersos en potreros, “los cuales generalmente se dan de manera natural, pero controlada con árboles ubicados de manera aleatoria agrupando entre 25 y 40 árboles por hectárea, separados con una distancia prudente”.
Estos son un buen punto de partida para las fincas que buscan una implementación gradual y menos costosa. Proveen sombra y forraje adicional sin requerir cambios drásticos en la gestión del pastoreo.
Luego siguen los bancos mixtos de forraje o proteína, “los cuales se caracterizan por ser arreglos de alta productividad en un área muy pequeña. En ocasiones ese tipo de arreglos puede ser sometido a pastoreo controlado”, expresa el profesional.
Este tipo de arreglos pueden incluir una combinación de gramíneas, leguminosas y otras plantas que proporcionan una dieta balanceada para el ganado. A diferencia de los monocultivos de forraje, los bancos mixtos aprovechan las sinergias entre diferentes especies de plantas para maximizar la producción y sostenibilidad del sistema.
El último en la jerarquía son los sistemas silvopastoriles intensivos, en los que “el grado de complejidad lo determina la densidad de arbustos o árboles por hectárea, el cual puede ser de más de 7.000 plantas”, dice Portilla Pinzón.
Finalmente, este tipo de arreglos se recomienda para las fincas con una visión a largo plazo y la capacidad de invertir en un manejo más intensivo. Estos sistemas pueden mejorar significativamente la productividad del pasto y la biodiversidad. (Lea en CONtexto ganadero: Sistema silvopastoril intensivo, alternativa de ganadería sostenible)