La principal diferencia entre el helado tradicional y el yogur helado reside en el ingrediente principal. En el caso del helado de yogur, es una mezcla de leche con azúcar al que se le añade sabor a yogur, mientras que el yogur helado es un yogur tradicional congelado.
Un poco de historia
El yogur es uno de los alimentos más antiguos de los que se tiene constancia. Sus orígenes se remontan a hace unos 10.000 años, en la antigua Mesopotamia. Aunque no se sabe a ciencia cierta, se cree que el origen pudo ser totalmente accidental, al producirse una fermentación espontánea de leche almacenada en bolsas de piel de cabra o urnas.
Posteriormente, las diferentes civilizaciones reconocieron los beneficios de este alimento, aunque durante muchos años no conocían a ciencia cierta como se producía o cual era el fundamento de su elaboración, ya que los cultivos responsables (bacterias lácticas) no fueron aislados hasta el s. XX.
Mejor que un helado
Más sano y con un menor aporte calórico que la mayoría de los helados, su consumo está de moda. Frecuentemente se comercializa acompañado con chocolate o siropes, de los cuales no conviene abusar, ya que también se pueden complementar con cereales o trocitos de fruta. Su escaso aporte de calorías (unas 103 kcal por cada 100 g) y los beneficios propios del yogur, hacen que este postre sea una de las estrellas del verano.
Además, suponen una forma sana y alternativa para tomar calcio, tan importante para nuestros huesos, en un momento en que el consumo de leche y derivados lácteos se está reduciendo, de forma que aproximadamente un tercio de la población española presenta carencias de este mineral.
Generalmente, los yogures helados que se comercializan como tal presentan un aporte calórico más elevado que los yogures tradicionales, por lo que una solución para aquellas personas que quieran reducir este extra de calorías sería congelar sus propios yogures. Sin embargo, es importante destacar que los yogures helados conservan intacto su contenido en probióticos.
Los beneficios del yogur
Como ya hemos comentado, además del aporte de probióticos, los yogures, tanto helados como si no, aportan lo que se conoce como proteínas de alta calidad y fácil digestibilidad. Además, el calcio que aportan es fácilmente asimilable por el organismo y contienen menos lactosa que la leche fresca, ya que parte ha sido metabolizada por los fermentos. Por otro lado, facilitan la regulación del tránsito intestinal y previenen la aparición de trastornos digestivos.
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