Investigadores han conseguido disminuir las emisiones de metano y amoniaco que generan los gases de los rumiantes. Un cambio en la dieta, tratada con ácidos y calor, hace menos dañina su degradación en el rumen y su emisión a la atmósfera.
La digestión rumiante
La nutrición animal está en continuo desarrollo con el objetivo de incrementar tanto la eficiencia, como la producción y calidad de los alimentos. Su mejora es todavía más imperativa en el caso de los rumiantes, al generarse en su proceso digestivo cantidades importantes de metano, un gas con potente efecto invernadero. De igual forma, sus sistemas digestivos tienen una baja eficiencia en el uso del nitrógeno, por lo que excretan al medioambiente una alta proporción del nitrógeno ingerido, también muy dañino para las capas de la atmósfera.
El tratamiento de las proteínas en la dieta de de los rumiantes disminuye su degradación en el rumen y puede reducir más de un 10% la emisión de metano en sus ventosidades.
El estudio que lo avala
Según los trabajos recientes del Grupo de Investigación de Producción Animal de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas, de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), se ha demostrado que la generación de metano en el rumen se produce por la fermentación de proteínas, además de por los aportes de fibra en la dieta como se venía estudiando desde hace años. Por tanto, se extrae que la fermentación de las cadenas carbonatadas resultantes de la desaminación de los aminoácidos generados en la degradación proteica, serían la principal causa de la alta presencia de gases tóxicos para la atmósfera en las ventosidades de estos animales.
Teniendo en cuenta estos resultados, y con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes que producen estos animales, los investigadores han estudiado los efectos que produce en la digestión de los rumiantes el hecho de minimizar los contenidos de proteína degradable en sus dietas, pero asegurando siempre un nivel que no afecte negativamente al crecimiento de la población microbiana del rumen. Para ello, aplicaron a las proteínas de la dieta tratamientos para provocar su desnaturalización, protegiéndolas de la degradación del proceso.
Los resultados
Las conclusiones, publicados en el Journal of Animal Physiology and Animal Nutrition y otras revistas especializadas, revelan que la modificación de forma controlada contribuye a reducir la contaminación ambiental que produce la digestión de los rumiantes. Se ha probado que el tratamiento de las proteínas de la dieta rumiante puede llegar a reducir más de un 10 % la emisión de metano a la atmósfera.
Los resultados, aunque logrados in vitro y a falta de probarse realmente en animales, abren posiblidades muy interesantes para el desarrollo de nuevas estrategias de nutrición animal que contribuyan a la sostenibilidad del planeta.
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