Si bien la degradación puede ser provocada por el hombre, por ejemplo, al usar ciertas técnicas agrícolas o productos químicos, también existen causas naturales como erosión o salinización.
Algunas técnicas para corregir esto y recuperar la fertilidad del suelo son:
Uso de técnicas de agricultura ecológicas
Este tipo de soluciones pueden ayudar a reducir el daño producido al trabajar con el campo. Entre ellas se encuentra el uso de abono verde (partes de plantas que se dejan en el suelo), cultivos de cobertura, abono 100% orgánico y la rotación de cultivos.
Recuperación de la fertilidad del suelo
Recuperar la fertilidad pasa por eliminar los elementos nocivos depositados allí, tales como metales pesados, hidrocarburos o incluso petróleo. A este saneamiento se le conoce como biorremediación e incluye técnicas como fitorremediación o bioaumentación.
Es cierto que rehabilitar es un proceso costoso, pero un suelo contaminado constituye un peligro para el medio ambiente y las personas.
Desalinización
La desalinización se produce cuando se acumulan sales solubles cerca de la raíz de la planta, debido a situaciones como escasez de precipitaciones en zonas áridas, un mal sistema de drenaje o exposición del suelo a determinados productos químicos y/o agua salada.
La salinización merma el crecimiento de la planta y reduce el rendimiento, por lo que llevar a cabo este proceso incrementa la fertilidad del suelo drásticamente.
El mejor tipo de suelo para la agricultura, en busca del santo grial
No hay una respuesta clara a esta pregunta, ya que hay múltiples factores que afectan la fertilidad del suelo y todos son decisivos. El mejor será el que se adapte perfectamente a sus necesidades.
Es importante saber abonar la tierra correctamente, no es “cuanto más, mejor”. Las cantidades deben estar óptimamente equilibradas para evitar consecuencias no deseadas. Un exceso de nitrógeno acelera el crecimiento, pero impide la fructificación; además, esa cantidad extra no sólo quema la planta, sino que también contamina el medio ambiente.
Cada cultivo tiene sus propias necesidades y la cantidad de abono por acre debe calcularse en función de él y del análisis del suelo. Las aplicaciones de gestión de fertilizantes facilitan esta labor.
Por último, pero no menos importante, hay que observar todos los indicadores de fertilidad del suelo y combatir un posible agotamiento de este mediante una fertilización adecuada, drenaje exhaustivo, mejora de la estructura, prevención de la erosión y rotación de cultivos.
Texto original en el siguiente enlace.