La economía circular, o bioeconomía, impulsa el diseño de producciones que utilizan energías renovables con el objetivo de fortalecer el agregado de valor en origen.
La bioenergía es el medio, pero no el fin. Compleja y en permanente expansión tecnológica, la posibilidad de aprovechar los recursos biomásicos –desde residuos pecuarios, agrícolas y forestales hasta cultivos específicos y desechos urbanos– despierta la inquietud y la inversión de diferentes emprendimientos agroindustriales a la hora de repensar los procesos de transformación de materias primas que llevan adelante, sobre todo en zonas donde el acceso a las fuentes tradicionales de energía es imposible o insuficiente y, por lo tanto, limita el desarrollo del territorio. (Blog: El compromiso con una ganadería climáticamente inteligente) Se trata de la empresa nacional Porta Hermanos que desarrolló un modelo de destilería a pequeña escala totalmente automatizada –denominado “MiniDest”– para producir bioetanol y burlanda a partir de maíz. A diferencia de las grandes plantas, este tipo de ingeniería se instala en los establecimientos agropecuarios, simplifica circuitos de logística, reduce costos y puede combinarse con actividades agropecuarias como feedlots o tambos, donde es posible aprovechar la burlanda –subproducto del maíz– en las dietas animales. Según señaló Mario Bragachini, especialista en agregado de valor del INTA Manfredi –Córdoba–, “una vez más, la bioenergía no constituye el eje principal de la agroindustria, sino un complemento estratégico para agregar valor”. En ese sentido, comentó: “En este caso, el objetivo es transformar los granos, extraerles el almidón para obtener bioetanol y utilizar los concentrados energéticos-proteicos para potenciar la producción de carne”. Las minidestilerías muelen hasta 40 toneladas de maíz por día –equivalentes a 14 mil 500 toneladas anuales– con un excedente proteico que podría abastecer a unos 3.000 novillos en engorde, con una ración que incluye un 40 % de burlanda húmeda. “Estas plantas generan un ahorro significativo en fletes, en tanto el maíz y la burlanda se procesan en origen y habilitan el transporte de productos con mayor valor agregado como novillos o bioetanol”, explicó. Los establecimientos ocupan un área no menor a las 4.000 hectáreas de acuerdo con las potencialidades de rendimiento de la región. “Por eso, son planteos tecnológicos recomendados para grupos de productores asociados”, sugirió José María Méndez, especialista en bioenergía del INTA Totoras –Santa Fe–. (Blog: Productividad y ecología en la ganadería tropical) Para consolidar la eficiencia y competitividad de este planteo productivo, técnicos del INTA evalúan el comportamiento animal frente al consumo de concentrados proteicos y realizan el seguimiento de los feedlot que la empresa tiene ubicados en las localidades de Rayo Cortado y Berrotarán, en los lotes donde funcionan las minidestilerías. Además, “se espera avanzar en el estudio, análisis y ajuste de los diferentes niveles del sistema”, explicó. Asimismo, se estudia el diseño de un sistema que realimente de energía a la fábrica de bioetanol a partir de los efluentes del feedlot y de los desechos agrícolas. “Existe potencial para transformar los residuos biomásicos en energía, lo cual consolidará una serie de procesos en origen virtuosos entre sí: por ejemplo, sumar la burlanda seca y extender su utilización a las producciones porcina y aviar”, argumentó Diego Mathier, del INTA Manfredi. “Si se avanza en el camino de la biodigestión anaeróbica, luego de la extracción del biogás, queda un residuo líquido –denominado digerido– que tiene propiedades de biofertilizante y, aplicado correctamente, sustituye la incorporación de compuestos químicos por nutrientes biológicos en los suelos”, especificó Nicolás Sosa, de la misma unidad del INTA. En esa línea, desarrollan ensayos para analizar la respuesta de los cultivos a estos subproductos, con resultados muy positivos en los rindes según el tipo de producción y el ambiente. (Blog: Bombas solares: buenos resultados en ganadería) Sorgos que hacen explosión Más de 100 productores –organizados en la Cooperativa de Tamberos de Comercialización e Industrialización Ltda. Manfrey– elaboran lácteos con inserción en el mercado nacional en la localidad cordobesa de Freyre. La particularidad: la zona, ubicada en el este de la provincia con poco más de 6.000 habitantes, está fuera de la red de gasoductos. Con el objetivo de evitar los problemas de calidad y disponibilidad que les traía el fueloil –utilizado para alimentar el movimiento industrial–, decidieron instalar una planta provista con tecnología italiana que produce energía a través de gasificación de biomasa vegetal –inicialmente, chips de madera y residuos agrícolas–. No obstante, los costos de materia prima y logística activaron la búsqueda de recursos biomásicos alternativos que condujo a la articulación con el INTA. (Blog: Manejo de animales en ganadería sostenible) “Con el apoyo de distintas unidades del instituto en el territorio, evaluamos variedades de sorgo –con genética del INTA y del sector privado– específicos para estos fines”, detalló Marcos Bragachini, del INTA Manfredi. Los cultivares presentan alto volumen de producción –ensayos registraron rindes de entre 35 y 45 toneladas de materia seca por hectárea– y elevado contenido de lignina y celulosa. “Las pruebas confirmaron el potencial de las variedades para gasificación y ahora avanzamos en el estudio de prácticas que permitan reducir la humedad y ajustar el suministro de biomasa”, apuntó Bragachini. Biodigestores educativos y familiares Junto con docentes, alumnos y técnicos del INTI, extensionistas del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar de la región Pampeana (IPAF) del INTA instalaron biodigestores demostrativos en escuelas agrotécnicas de Tuclame –Córdoba– y Marcos Paz –Buenos Aires–. (Blog: ¿Cómo elegir tu carne?) “El biogás vincula diversas áreas de estudio y permite trabajar en el buen uso de estos aparatos que requieren conocimiento específico”, explicó Edurne Battista, del IPAF. Asimismo, comentó que creció el interés de los productores en el uso de biodigestores para el manejo de efluentes. “Se trata de productores tamberos y ganaderos que buscan la manera de limpiar los residuos que surgen del aseo de los corrales, sobre todo en áreas periurbanas donde se vuelven un problema”, aseguró. Texto original en el siguiente enlace.