A propósito de la prohibición del alcalde Petro que compara al rito táurico con Auschwitz. Ahí, distinguido funcionario, traspasa las fronteras y me veo en la obligación de ejercer mi derecho a la defensa como taurino de pro.

Comparar a los taurinos con una de las sinrazones del siglo XX, es un despropósito mayúsculo y levanto mi voz enérgicamente para decirle al muy expresivo y otrora brillante polemista parlamentario: miente usted, deforma la verdad histórica.??

Usted, señor alcalde, ejerció lo que consideró en un momento de su historia personal como un deber: empuñar las armas, batalló con ellas, hubo hombres y mujeres que cayeron en esa mesiánica empresa guerrillera y ahora nos tilda de asesinos y nos compara con los nazis.

Nada más lejano, señor, y usted lo sabe porque tinta en sangre manchó una parte de nuestra hermosa geografía más allá de las justificaciones del alzamiento suyo y de sus conmilitones.

La sociedad perdonó, zanjamos diferencias, se les acogió en altas instancias del poder ( ministerios, institutos, el Congreso de la nación ), diputaciones, concejos municipales, magistraturas...

Una cosa es el ceremonial taurino que se verifica en un escenario de cultura como se pronunció el respetable Consejo de Estado, de acuerdo a unas reglas, con normas muy precisas en el ordenamiento de la lidia, reconocidas y avaladas por la Ley y una sentencia de la Corte Constitucional que, por cierto, usted ha violado flagrantemente; otra, entrar a saco y matar por matar.??

Primo Levi, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz , ya saben, se suicidó en 1987 . Usted debió leer la trilogía que son sus desgarradoras memorias de ese holocausto que aun siento en mi alma y en mi cuerpo tras haber peregrinado el año pasado para conocer in situ ese horror de la humanidad en Polonia, ahí muy cerca de Cracovia.??

El formidable escritor recuerda: 26 de enero. Estamos solos, abandonados en un universo de muertos y larvas. El último rastro de civilización ha desaparecido de nuestro alrededor y de nuestro interior. La obra de bestialización emprendida por los alemanes triunfantes ha sido cumplida por los alemanes derrotados.

Es hombre quien mata, es hombre quien sufre o comete una injusticia: no es hombre quien ha perdido toda decencia y comparte su lecho con un cadáver.

Quien ha esperado que su vecino acabara de morir para quitarle un pedazo de pan puede ser inocente, pero está señalado, condenado, maldito"...

Señor Petro: Ha desbordado la línea de la decencia en la crítica. Ha entrado en el terreno de la ignominia que no acepto. Le podrán gustar o no las corridas como ciudadano pero como funcionario está en el deber de cumplir y hacer cumplir la Ley y la Constitución que juró un día.

Ese es otro tema el de los gustos pero no nos puede condenar al fuego eterno a nosotros que no condenamos la gran marcha de los jóvenes del M-19 buscando un sitio en el mundo munidos de armas para lograr sus quimeras de poder...

Yo no la condené porque no soy quien ya que he entendido siempre que son los hombres de toga mediante juicios prescritos en la Ley quienes deben hacerlo, o eso que los cristianos viejos de Castilla describen como la justicia divina. Ustedes gozaron de la amnistía y en un momento del favor de las urnas...

Y no entremos en detalles oscuros y penosos como la insensatez del Palacio de Justicia donde tienen una enorme responsabilidad en ese pavoroso holocausto los miembros del M-19 al iniciar su ocupación armada.

Lo taurino en Colombia se inserta en una tradición, en una cultura, y no en un acto bárbaro.?Barbarie la que comete al tildarnos de asesinos, usted que no tiene méritos para juzgar a nadie por su proceder en un tramo de su vida....??

La historia nos dará la razón. Usted, señor Petro, se ha equivocado y se lo dice con todas las letras quien votó por un proyecto político que creí sensato cuando lo divulgó para cambiar las costumbres políticas. Hoy la ciudad, mi ciudad, Bogotá, donde nací, crecí, estudié y me formé periodista es un cuadro andrajoso y mutilado por su política ( anti ) social...

Usted no tiene la razón, señor alcalde. Algo va de  Auschwitz al pavoroso holocausto del Palacio de Justicia en Bogotá...