La fiebre de la leche es un trastorno hipocalcémico que se desarrolla cuando los mecanismos homeostáticos del calcio corporal fallan al intentar reponer la pérdida de calcio del pool plasmático al comienzo de la lactancia y entre las 24 a 72 horas posteriores al parto.
Se caracteriza bioquímicamente por un descenso brusco de los niveles de calcio sérico y clínicamente por el decúbito persistente del animal sin posibilidad de recuperar la estación.
Incidencia:
Durante décadas de investigación, la incidencia de fiebre de la leche en vacas de tambo a permanecido dentro de un promedio del 8 al 9%.
Fuentes de datos realizadas en nuestro país (Panamá) sugieren que del 100% de las vacas caídas registradas en una población de estudio, un 75% corresponde a patologías metabólicas, dentro del cual el 37% respondería a hipocalcemias puras o combinadas.
En aproximadamente el 75% de los casos, la hipocalcemia se desarrolla dentro de las 24 horas posteriores al parto; en el 12% entre las 24 y 48 horas y en aproximadamente el 6% restante durante el parto, combinada en este último caso casi siempre con distocias.
En la lactancia siguiente de una vaca que sufrió fiebre de la leche, su producción disminuye en promedio cerca de un 14% respecto de la anterior, registrándose en el rodeo afectado una mayor incidencia de cetosis, retenciones placentarias, anorexia y prolapsos.
Incidencia económica:
El verdadero costo de esta enfermedad es mayor que el tratamiento en si de la hipocalcemia. Investigaciones recientes, han demostrado que la fiebre de la leche está asociada con aumentos espectaculares en la incidencia de mastitis, cetosis, distocias, desplazamiento abomasal y retención de placenta. (Lea: Producir leche de calidad, sin receta mágica pero con dieta estricta)
Tanto la hipocalcemia subclínica como la clínica, inician el principal complejo, patológico asociado con el parto.
Fisiopatología:
Al comienzo de la lactancia, los requerimientos de calcio del animal aumentan de forma repentina.
Por ejemplo una vaca que produce 10 litros de calostro (2,3 g de calcio/litro de calostro), pierde 23 g de calcio en un solo ordeño.
Esto representa cerca de nueve veces más del calcio contenido en todo el pool plasmático.
El descenso de calcio plasmático, activa inmediatamente el aumento de la absorción intestinal y de la resorción ósea de calcio.
Hasta que estos sistemas fisiológicos de compensación se adaptan, casi todas las vacas sufren de hipocalcemia en los primeros días posteriores al parto.
Factores de riesgo:
Cuanto mayor edad tienen los animales, menor es su capacidad de absorción intestinal y de resorción ósea. En estos animales, los sistemas de compensación fisiológicos son insuficientes para cubrir la calcemia.
Alimentación:
Alimentar a una vaca seca con una dieta rica en calcio (más de 100 g/día) o con cantidades de sales que excedan sus requerimientos totales promedio (vaca de 500 kg de peso=31 g de calcio/día), aumenta drásticamente la incidencia clehipocalcemia post parto por anulación de los mecanismos de regulación homeostáticos.
Por el contrario, dietas bajas en este mineral al preparto la reducen.
Las dietas preparto con alto contenido de fósforo, también aumentan la incidencia de fiebre de la leche e hipocalcemia. Dietas ricas en cationes (Sodio y Potasio), aumentan la aparición de la enfermedad, mientras que las dietas aniónicas (Cloro y Azufre) pueden prevenirla debido a que estimulan la respuesta de los tejidos blanco a la acción de las hormonas calciotrópicas.
Recientes conclusiones señalan que la suplementación de calcio preparto contribuye a la aparición de fiebre de la leche, y que la administración de fosfatos no debe considerarse como terapéutica preventiva de la enfermedad. (Lea: Colombianos consumen menos del 50% del calcio recomendado)
Tratamiento:
El animal caído significa una urgencia clínica y deber ser atendida lo antes posible. Cuanto más tiempo pase, menor será la probabilidad de recuperación.
En animales hipocalcémicos la administración de las soluciones de calcio por vía endovenosa, debe realizarse de forma lenta (mínimo 10 minutos para 500 ml) y cuidadosa (a temperatura corporal), debido a que paradójicamente cuanto más grave es el cuadro de hipocalcemia, mayores son los efectos cardiotóxicos secundarios a la administración de calcio.
La administración de atropina, sulfato 1 %, es recomendable para contrarrestar las arritmias inducidas por la infusión de calcio en las animales hipocalcémicos.
Las respuestas clínicas normales al tratamiento endovenoso comprenden: incremento en la atención, disminución de la frecuencia cardíaca, aumento en la amplitud de los ruidos cardíacos, estímulo del eructo, micción y defecación como signos indicativos de recuperación de la función neuromuscular.
De notarse alguna complicación durante la administración endovenosa, esta vía debería suspenderse para continuar el tratamiento por vía subcutánea.
Luego, con precaución se podrá intentar nuevamente la administración endovenosa, pero de demostrar el animal signos de toxemia recurrente por esta vía, la dosis total calculada deberá administrarse por vía subcutánea.
La cantidad de solución administrada por vía endovenosa, aunque no haya sido la totalidad de la dosis requerida para el animal problema, colabora de manera importante en restaurar la perfusión periférica, ocasionando una rápida absorción de la dosis suministrada o a suministrar por la vía subcutánea.
Cuidados del animal caído:
El 40% de las vacas tratadas, no manifiestan respuesta alguna dentro de los 30 minutos de iniciado el tratamiento. Por lo tanto, de encontrarnos ante un decúbito persistente, se deberá cambiar la posición del animal entre 4 a 5 veces al día de ser necesario, logrando preferentemente el decúbito esternal.
Es aconsejable masajear vigorosamente los grupos musculares que estuvieron comprimidos por el peso, procurar la limpieza e higiene del sector donde la vaca está echada es un detalle importante en la prevención de mastitis posteriores, proporcionar buena sombra en el verano, agua fresca a voluntad y comida a intervalos frecuentes, son normas esenciales a tener en cuenta para la recuperación del paciente.
Se debería saltear uno o más ordeños luego del tratamiento en animales afectados por hipocalcemia o de ser factible usar la técnica de insuflado de la glándula mamaria con oxígeno en condiciones asépticas.
Las terapias con Vitamina D como prevención antes del parto, tienen el inconveniente de ser críticas según el momento de su administración.
El tratamiento profiláctico con soluciones de calcio orgánicas de alta concentración administradas por vía endovenosa o subcutánea, inmediatamente después del parto son de gran ayuda para prevenir la fiebre de la leche en los períodos inmediatos al parto. (Lea: 14 enfermedades sin control oficial atacan al ganado en Colombia)
La calcio terapia en los animales postrados puede repetirse en más de 3 tratamientos sucesivos con un intervalo de 12 horas entre una y otra aplicación; más allá de este protocolo mayores tratamientos no suelen ser exitosos.
Fuente: www.engormix.com