El yogur* es, como la leche, una de las fuentes de calcio y proteínas de excelente calidad* más importantes de la dieta.
Pero, además, tiene otras ventajas como que contiene casi un 100% más de ácido fólico, una vitamina básica en etapas de crecimiento.
- Su digestión es más sencilla, porque las proteínas lácteas han sido ya parcialmente digeridas por las bacterias lácticas, y la lactosa de la leche se ha transformado en ácido láctico. Por esa razón, los niños con intolerancia a la lactosa no suelen tener problemas para digerir el yogur.
- Los microorganismos que contiene son capaces de regenerar la flora que habita en nuestro intestino y que desempeña un papel muy importante para la salud del organismo.
- La acción de esos microorganismos también hace que la biodisponibilidad de los minerales y oligoelementos presentes en la leche sea mayor.
- El consumo de yogur reduce la duración de las diarreas, especialmente las que afectan a los niños pequeños. La OMS recomienda sustituir la leche por yogur en el tratamiento de este trastorno.
- Su consumo habitual parece mejorar los síntomas de la alergia respiratoria e, incluso, de algunos tipos de alergia alimentaria.
¿Cuándo puede tomarlo?
A partir de los 6 u 8 meses puedes ofrecerle a tu bebé yogures especiales elaborados con leche adaptada. No lo hagas con demasiada frecuencia, porque el alimento más importante a esa edad es la leche –recuerda que deberá seguir tomando al menos medio litro al día hasta su primer cumpleaños.
A partir del año ya podrás darle yogures enteros y naturales sin azúcar. Evita los que incorporan colorantes artificiales –algunos con sabor a frutas– y los que contienen muesli y frutos secos –resérvalos para cuando tenga, al menos, 3 años y ya no haya peligro de que se atragante–. A partir de esta edad puedes sustituir los yogures enteros por los que se elaboran con leche semi y desnatada. Evita siempre los de tipo light, a los que se añaden endulzantes artificiales.
Y recuerda que has de respetar siempre la fecha de caducidad. El yogur no se “estropea”, pero los microorganismos se “mueren” y su calidad disminuye con el paso de los días.
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