La cría de gallinas criollas en los traspatios de la región Caribe, es una actividad de gran importancia debido al autoconsumo de los productos que se generan; sin embargo, muchas veces no se cuenta con el recurso y la infraestructura necesaria para el manejo adecuado de estas aves.

Nuestras gallinas, a diferencia de las especializadas (ponedoras), son más resistentes a las condiciones ambientales, conservan una mayor habilidad para defenderse a sí mismas y a sus crías, lo cual se puede identificar en el tamaño, los colores del plumaje y los códigos de comunicación que les permite alertarse frente a peligros detectados.

Además de lo anterior, son buenas rebuscandose el alimento en el medio natural en que se encuentren, así como también aprovechando los subproductos de actividades agropecuarias, los convierten en carne y huevos de muy buena calidad. Estudios realizados por la FAO determinaron que el principal problema en la cría de gallinas criollas es el déficit alimenticio de las mismas; surgiendo preguntas tales como: ¿Los campesinos conocen los requerimientos nutricionales de las gallinas?, ¿el manejo que se está haciendo actualmente de las gallinas criollas es el adecuado?, ¿los sistemas de producción campesinos actuales están proporcionando los alimentos en cantidad y calidad suficientes para las gallinas?, ¿cómo está influyendo la avicultura industrial y comercial sobre las gallinas criollas?, ¿cuentan las familias y comunidades campesinas con el acompañamiento y asesoría técnica adecuada para mejorar sus unidades de producción de gallinas criollas?, ¿ofrece la agroecología alternativas claras para el manejo de las gallinas criollas?.

En todo el territorio nacional, los programas oficiales de políticas públicas obrando con buenas intenciones, están reemplazando las gallinas criollas por las gallinas mejoradas, las cuales tienen una menor capacidad de resistencia a enfermedades por no estar adaptadas a las zonas, afectado la supervivencia y variabilidad genética de las estirpes criollas.

Es por lo anterior que los asistentes técnicos o extensionistas que lleguen al sector rural deben tener necesariamente una formación más práctica que teórica, que les permita apoyar a los productores y a las comunidades en la generación de alternativas innovadoras y no simplemente la transferencia o adopción tecnológica, ya que ésta puede ser una de las raíces de la problemática que sumerge a los campesinos y sus comunidades.

Autor: Luis Guillermo Altahona Buelvas, es Zootecnista con diplomados en Extensión Rural, Especialista en Nutrición Animal y magister en Ciencias Veterinarias del Trópico. Actualmente Consultor Agropecuario, docente en la Universidad de Sucre en la Facultad de Ciencias Agropecuarias y productor trashumante de ganado bajo el sistema vacuno doble propósito desde hace 11 años.