Un grupo de investigadores en Reino Unido han desarrollado una nueva especie de tomates genéticamente modificados que al contar con una mayor presencia de antioxidantes, puede ayudar a prevenir enfermedades degenerativas.
El cáncer es actualmente una de las principales causas de muerte en todo el mundo; en 2012 causó más de 8 millones de decesos. Por esto, científicos del Centro John Innes, en Norwich, han venido trabajando en el desarrollo de una nueva especie de productos agrícolas que reduzcan el riesgo de contraer patologías tan severas como el cáncer.
El primer hallazgo es un nuevo tipo de tomates, de color morado, los cuales según la profesora Cathie Martin, del Centro Joha Innes: “el pigmento es resultado de la transferencia de un gen de la planta conocida como boca de dragón. La modificación desencadena un proceso dentro de la planta de tomate que permite que se fabriquen mayores antioxidantes, en especial, una enzima llamada antocianina”. (Lea: Cultivos transgénicos evolucionan para mejorar la productividad del campo)
A pesar de que el desarrollo es británico, los investigadores debieron iniciar la producción en Canadá, pues en palabras de Martin “ellos se fijan en los atributos, no en la tecnología y esa debería ser la manera de empezar a cambiar nuestra manera de pensar. Debemos preguntarnos si lo que estamos haciendo es seguro y beneficioso, no pensar que porque se trata de un alimento transgénico hay que rechazarlo por completo".
Ahora el objetivo es poder llevar a cabo una amplia gama de pruebas en el jugo de estos tomates GM, incluyendo un análisis detallado para comprobar si la alta presencia de enzimas antioxidantes tiene efectos positivos en los seres humanos. Estudios anteriores han revelado distintos beneficios, entre los que se encuentran sus poderes antiinflamatorios y el retraso del cáncer (pruebas realizadas en ratones). (Lea: Cultivos transgénicos siguen ganando terreno en todo el mundo)
Comunidad científica respalda maíz transgénico
El pasado mes de enero, la reconocida revista francesa Food and Chemical Toxicology le exigió al autor Gilles-Eric Séralini retirar el estudio que publicó en 2012 sobre supuestos riesgos de maíz genéticamente modificado y de igual manera, el medio decidió retractarse de la publicación que este francés había realizado en ella. Esto se dio luego de que la comunidad científica demostrara que los resultados de la investigación tenían varías imprecisiones.
Wallace Hayes, editor de la revista envió una carta pública a Gilles-Eric Séralini en la que pide que retire la publicación. Hayez admite que los expertos ya tuvieron dudas sobre su calidad científica pero que pese a ello lo publicaron y afirma que “este estudio no era apto para su publicación, en este caso el proceso de revisión por otros científicos no funcionó correctamente”.
Uno de los argumentos para que la revista tomará tal decisión estuvo fundamentado en que para el estudio se utilizó una cepa de ratas propensas a desarrollar tumores y además usa una muestra insuficiente (10 ratas) como para asociar los resultados con el consumo de maíz modificado genéticamente. (Lea: La biotecnología abre el debate entre productividad y salud humana)
“Este es un caso especial y una decisión importante por parte de una revista con gran reputación. Pero además muestra que el rigor científico es la base de la biotecnología en plantas y ayuda a asegurar la inocuidad en la salud y el medioambiente de los cultivos genéticamente modificados.”, asegura María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola, Agro-Bio.