A pesar de las lluvias registradas el fin de semana en regiones como Bogotá, el comportamiento del clima seguirá predominantemente seco en el país, de acuerdo con las previsiones del Ideam.
Según Luis Alfonso López, meteorólogo del Ideam, el comportamiento climatológico de las lluvias en Bogotá tiene una distribución bimodal, lo cual significa dos temporadas lluviosas separadas por épocas menos lluviosas o relativamente más secas.
Los meses de diciembre, enero y febrero tienen una tendencia a las condiciones mayormente secas; sin embargo, eventualmente se tiene algunos pocos días con lluvia.
Manifestó el profesional que en cualquier sitio del territorio nacional puede haber días con lluvia, independientemente de la estacionalidad de las lluvias, si los fenómenos meteorológicos son los propicios para la formación de la lluvia, lo cual se conoce en el argot técnico como escala de tiempo meteorológico.
Un ejemplo de ello se vio el sábado anterior en Bogotá, la cual registró un aumento significativo de la temperatura durante las horas de la mañana y hacia el mediodía, la confluencia de vientos del sur y del occidente en la ciudad y la acumulación de humedad sobre los cerros orientales, favoreciendo el crecimiento de nubes verticales y presentando lluvias intensas, acompañadas de tormentas eléctricas, en la tarde y noche.
En términos generales estas condiciones locales y muy puntuales, suelen ser mucho más frecuentes en los meses de tiempo lluvioso (marzo, abril, mayo, septiembre, octubre y noviembre) y esporádicamente en los demás meses, explicó López. Ese evento también se presentó durante el mes de diciembre de 2019 en la ciudad, dejando abundantes lluvias particularmente al oriente y norte de la ciudad.
Es necesario indicar que tal condición es muy difícil de pronosticar debido a que la evolución o cambio de las variables meteorológicas, presión atmosférica, humedad relativa, temperatura del aire y viento en dirección y velocidad son muy rápidas (en términos de minutos a algunas pocas horas) así como la intensidad y la cantidad de lluvia que se presentará.
Históricamente, la climatología del mes de enero (1981-2010) en el país se caracteriza por una temporada “seca” o de bajas precipitaciones en las regiones Caribe, Andina y Llanos Orientales.
Mientras el tiempo seco predomina, en la mayor parte del país, en las regiones Pacífica y Amazonía lo normal es abundantes precipitaciones. Para zonas de altiplano y montaña, es frecuente la ocurrencia de bajas temperaturas y presencia de heladas.
Según el Boletín Agroclimático del Ministerio de Agricultura, las predicciones climáticas para el mes de febrero señalan que habrá una mayor probabilidad, del orden del 70 %, de que las precipitaciones se presenten por debajo de lo normal en gran parte del territorio colombiano.
Se destaca que la predicción climática para este primer trimestre, corresponde históricamente a las condiciones normales al primer período “seco” o de menores precipitaciones del año, en gran parte de las regiones Andina, Caribe y Orinoquia.
Se recomienda estar pendientes a los altos valores de radiación solar en las regiones Caribe, Andina y Orinoquía, los cuales podría favorecer incendios en la cobertura vegetal.
En el caso de la ganadería, por disminución en el consumo de forrajes y el stress calórico e hídrico, se produce disminución en la producción de leche, carne y en la natalidad, por lo cual se recomienda la construcción de pequeños diques en depresiones y hondonadas para recoger las pocas lluvias.
Así mismo, construir cobertizos para el sombrío del ganado en sabanas o praderas muy descubiertas, que eviten la deshidratación y daño en la piel de los bovinos; utilización de bloques multinutricionales; disminuir la carga animal por hectárea, haciendo una mejor redistribución de los animales por potrero o secando anticipadamente las vacas de baja producción.
Además, establecer planes de suplementación nutricional con subproductos como: licor o afrecho de cervecería, vinaza, contenido ruminal (mataderos), tallo o vástagos de plátano, melaza, residuos de cosecha (zanahoria, remolacha, papa, plátano, banano, yuca, etc.), pulpas y cáscaras de frutas, henos, tamos tratados con amoníaco o urea, torta de palmiste y subproductos de la industria de la yuca.
Utilización de follajes de plantas arbóreas: por ejemplo, acacia forrajera, botón de oro, sauco, “quiebra barrigo” o “nacedero” asociada a gramíneas como kikuyo, suplementando con una ración que expresada en forraje verde debe ser el equivalente al 12 % del peso vivo del animal.