Luego del establecimiento del precio mínimo de garantía que fijo el Gobierno para los algodoneros, la preocupación radica en la ausencia del líquido. Número de hectáreas sembradas bajaría en casi un 50 %. El pasado 28 de enero, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural emitió la Resolución 013, con la cual se establece un precio mínimo de garantía por cada tonelada de fibra de algodón a los productores de la cosecha Costa – Llanos, para el periodo 2015/2016. Si bien la medida respondió al clamor de los agricultores, en Tolima la preocupación pasó a ser ahora la escasez del recurso hídrico. En diálogo con CONtexto ganadero, Daniel Pérez Jones, miembro de la junta directiva de la empresa algodonera Remolino, explicó que dicho documento permite que los agricultores puedan tener ganancias de hasta $ 500 mil por cada hectárea, teniendo en cuenta que el precio mínimo de garantía que reciben es de $ 5 millones 045 mil, el mismo que hace 3 años. (Lea: 3 problemas que aquejan a los algodoneros colombianos) Escuche hablar al vocero de Remolino
“Sin embargo, un problema que tenemos es la sequía. El distrito de riego de Coello nos dijo que no tenía agua para suministrarle al cultivo, entonces lo más probable es que mucha gente se abstenga de sembrar. Aquí se acostumbra a hacerlo con riego, pero sin agua no hay nada”, manifestó el vocero de la entidad. La preocupación por el tema de los costos De otro lado, pese a que el precio mínimo es el mismo desde hace 3 años y a las condiciones del Gobierno de cumplir con las proyecciones de producción por hectárea para recibir el pago, Pérez comentó que los costos son más altos y que uno de los rubros que más preoocupa es la tierra. “Si el precio mínimo es el mismo, eso hace que el precio del arriendo de la tierra sea poco. Adicionalmente, la gente incurrirá en el uso de menos fertilizantes y debe frenar el uso de ciertas aplicaciones. También se debe tener en cuenta que las agremiaciones que les prestan plata a los algodoneros serán más exigentes y tal vez realizarán préstamos en una menor cantidad”, explicó. Entre la canasta de costos también se encuentran rubros como la recolección y el desmote, por lo que el vocero de la entidad pidió que las entidades que se dedican a ello disminuyan sus costos. (Lea: Medidas del MinAgricultura dejan sabor agridulce en algodoneros) “Aquí el arriendo de la tierra en 2015 estuvo entre $ 700 mil y $ 800 mil la hectárea, este año está entre $ 400 mil y $ 500 mil. El precio de los fertilizantes estaban en un millón de pesos por hectárea, para este año el uso se reduce, primero porque no hay agua y segundo por la inflación. La recolección la cobran a $ 230 mil por tonelada, el transporte a $ 30 mil y el desmote a $ 230 mil por hectárea. Pero, con lo que se vende la gente procura tener ganancias de $ 500 mil por hectárea y si la cosecha es mala, puede ser menor”, detalló el miembro de junta de Remolino. Otro de los temas que también preocupa es la presencia de la ‘Cochinilla’, la cual se ha incrementado en los últimos años y deteriora la calidad de la fibra, “vamos a ver cómo lo trabajamos, pero eso es más de asistencia técnica”. Por lo anterior, las proyecciones de siembra no son las más positivas para Daniel Pérez Jones, dado que con el déficit de agua en la región el número de hectáreas que normalmente se destinan para esta actividad se reducirían. “Con el problema del distrito de riego fácilmente se podrían dejar por fuera entre 3.000 y 4.000 hectáreas, cuando normalmente se siembran 9.000, pero eso ya es decisión del agricultor. En este negocio no hay nada seguro, lo único son las fechas de siembra. Hay que recordar que el último día para hacerlo es el 30 de marzo, sino, ya no se puede”, puntualizó. (Lea: Algodoneros aseguran que área de siembra se redujo por el mal clima)