Existen varias alternativas para restablecer el estado de los suelos cuando se han visto afectados por prácticas agropecuarias intensivas. Dos de ellas consisten en plantar árboles que fijan nitrógeno o emplear materiales vegetales que devuelven nutrientes a la tierra.

Jhon Alexis Serrato Suárez, líder del grupo de bioingeniería de suelo del proyecto 13 de la Dirección de Cultura Ambiental de la CAR, explicó que para la recuperación de la cuenca del río Checua tuvieron qué idear cómo motivar la inclusión de árboles en las producciones agrícolas.

“Cuando empezamos a pensar cómo recuperar el suelo, teníamos que entrar a los sistemas agrícolas con ejercicios de agricultura de conservación, trabajar con suelos cubiertos, hacer abonos verdes”, contó. (Lea: No utilice un único potrero para realizar ganadería sostenible)

Desde esta iniciativa, desarrollaron herramientas para trabajar los suelos de cultivos, pero pronto los ganaderos comenzaron a pedirlas prestadas para renovar sus praderas, lo que permitió la recuperación del terreno. Entre tanto, la segunda fase consistió en sembrar árboles.

“A eso llegamos con la lógica de que el árbol está bien porque la CAR es una entidad ambiental, pero también porque el árbol nos mejoraba las condiciones de las obras y de los animales, nos daba una justificación para el cercado en las zonas de infiltración, lo que generó unas dinámicas que no imaginábamos”, detalló.

En efecto, la plantación de árboles es ideal para recuperar suelos, como también afirmó Ángel Díaz, arquitecto y bioconstructor, en el blog de su iniciativa Eudomus, que diseña y construye casas con base en la arquitectura sostenible. (Lea: Los árboles preservan el carbono en los suelos)

El experto sostuvo que “algunos árboles pueden ayudarnos a recuperar estos suelos integrando nutrientes en la tierra de manera natural”, especialmente los fijadores de nitrógeno como las leguminosas y actinorrizas que se asocian de forma simbiótica con microorganismos y hongos.

Agregó que “además de fijar el nitrógeno directamente en el suelo mediante asociación con microorganismos en sus raíces, estos árboles son capaces de reciclar importantes cantidades de materia orgánica y nutrientes a través de la descomposición de las hojas que caen al suelo”.

Cobertura vegetal

Esta práctica consiste en esparcir hojarasca o residuos de cosecha sobre camellones y calles entre los cultivos, con el objetivo de proteger al suelo de la erosión y a la planta misma. (Lea: Ganadero, cuide el suelo de su finca porque es un recurso no renovable)  

Algunas de sus ventajas incluyen una mejor retención de la humedad del suelo, un incremento en el proceso microbiológico del terreno por aumento de materia orgánica y la generación de un microclima adecuado (temperatura y humedad) para la germinación de semilla.