Estas sustancias son una herramienta adicional a la nutrición y protección de los cultivos que, además de mejorar su metabolismo, que permite que puedan ser más resistentes ante condiciones adversas, como sequias o el ataque de plagas, entre otras.
Además del desafío de producir alimentos frente a una población creciente y donde cada vez más personas tienen escasez de alimentos, los agricultores también deben sortear las dificultades que supone el cambio climático y temporadas de extrema sequía o de lluvias intensas.
En esta medida, los bioestimulantes constituyen una alternativa que permite que la planta concentre su energía para crecer, florecer y dar frutos, y no a combatir factores externos. (Lea en CONtexto ganadero: Petro y CEO de Yara se reunirán para evaluar un aumento en la producción de fertilizantes en Colombia)
Serían elementos adicionales, algo así como las vitaminas que las plantas necesitan para concretar su energía en la producción de alimentos de calidad, potencializando hasta en un 60% su rendimiento genético. Las tres principales razones para incorporarlos son:
1. Disminuye el estrés externo, que no es ajeno a ningún agricultor, independientemente de su piso térmico o cultivo.
2. Aumenta la eficiencia en el uso de nutrientes, produciendo más alimentos con la misma cantidad de recursos y disminuyendo las pérdidas de fertilizantes.
3. Incrementa la calidad de los productos para que lleguen en óptimas condiciones a los consumidores.
Yara lanza al mercado esta innovadora solución en los meses más álgidos del fenómeno de El Niño, en donde los cultivos son sometidos a estrés externo disminuyendo su productividad. Miguel Amado, director de desarrollo de negocios para la Región Andina de Yara, explicó:
«Esta solución lanzada al mercado local coincide con los meses en donde el fenómeno de El Niño es más predominante; según la Organización Meteorológica Mundial se pronostica que las temperaturas más altas se registren en entre agosto y septiembre. Ante este hecho de falta de agua, se puede alterar la salud de los cultivos como los de arroz, soya, aguacate, banano y palma».
La base principal de los bioestimulantes es la Ascoplhyllum Nodosum, una especie de alga que crece y sobrevive en condiciones extremas que fluctúan entre la inmersión en agua y la exposición al sol o frío profundo, haciendo que ella produzca sustancias resistentes a altos niveles de estrés, beneficio que le da a la planta. (Entrevista en CONtexto ganadero: La urea no es el único nitrógeno que se puede usar en cultivos)
Entre otros de sus beneficios, se encuentra la contribución a la agricultura regenerativa, ya que aumentan la actividad biológica del suelo, el desarrollo de las raíces y la eficiencia en el uso de los nutrientes. Yara espera llegar con esta solución a 10.000 agricultores y más de 1.000 agrocomercios en este semestre, con una proyección de 7.000 litros en ventas a nivel nacional.
¿En qué se diferencia un bioestimulante de un fertilizante?
Como explica el portal Seipaisa, los bioestimulantes operan a través de mecanismos diferentes que los fertilizantes, aun cuando ambos tengan nutrientes. La principal diferencia radica es que un bioestimulante es una formulación rica y compleja que busca dos aspectos fundamentales:
- Conseguir un producto basado en una matriz compleja y donde la importancia radica en el equilibrio de sustancias que se aportan.
- Que la parte activa de ese producto sea un catalizador, sustrato o reactivo de una reacción metabólica.
«Un bioestimulante busca pues desplazar la reacciones bioquímicas naturales de la planta hacia lo que pretendemos favorecer. Por tanto, no se utilizan para reemplazar a los fertilizantes, sino que se pueden emplear conjuntamente para lograr un mayor y mejor crecimiento de las plantas, dado que proporcionan protección adicional contra estreses, usan los nutrientes de los fertilizantes de forma más eficiente y mejoran su absorción».