Las zanjas de infiltración son útiles para reducir el escurrimiento superficial y la erosión. También se utilizan como parte de sistemas de tratamiento de aguas pluviales, ya que el suelo y los materiales porosos de la zanja pueden retener y filtrar contaminantes del agua de lluvia antes de que se infiltren en el suelo.
Cuando llueve, el agua se filtra a través del suelo y llega a la superficie de la zanja de infiltración, donde se absorbe y se infiltra en el suelo a través de los materiales porosos. Al infiltrarse en el suelo, el agua subterránea se recarga y está disponible para su uso futuro. (Lea: Métodos que pueden usar los ganaderos para recolectar agua)
De acuerdo con las Cartillas para la conservación del suelo del Ministerio de Agricultura y Riego de Perú, una de las funciones que cumple esta práctica es de acortar la longitud de la pendiente, disminuyendo de esta manera los riesgos de grandes escorrentías que causan erosión, y que se producen en las laderas durante la época de lluvias.
Otra función importante es detener o depositar el agua de escorrentía de las laderas favoreciendo su infiltración en el terreno para mantener la humedad en beneficio de pastos y plantaciones forestales. Esta práctica se recomienda realizar:
· En zonas de secano ya sea para pastos o plantaciones permanentes.
· En terrenos con pendientes de 10 a 40%.
· En terrenos con textura franca que dejen infiltrar fácilmente el agua.
· No es recomendable para terrenos con texturas sueltas, que puedan derrumbarse.
Efectos de las zanjas de infiltración
Las zanjas producen un efecto positivo sobre la estabilización del suelo; además, son agentes propiciadores de almacenamiento de humedad para los cultivos, a través del almacenamiento temporal de escorrentías superficial.
Además de evitar la sobresaturación de agua del suelo y el arrastre que tiene el exceso de precipitaciones, ayuda a recuperar la fertilidad de los terrenos porque previenen la asfixia de las raíces y mantienen la humedad del suelo por más tiempo.
En zonas como el Caribe o la Orinoquía donde las precipitaciones suelen ser menores, permiten acumular aguas lluvias, con el fin de propiciar un mayor porcentaje de estas al suelo. (Lea: La construcción de trincheras en fincas ayuda a prevenir la erosión en los suelos)
Para su correcto funcionamiento, se deben plantar especies herbáceas perennes o plantas arbustivas que eviten el desmoronamiento del terreno hacia la parte interior de la excavación. También es recomendable plantar árboles nativos o de uso forestal para aprovechar todos los beneficios del recurso hídrico que pasa por la zanja.
Otro de los beneficios para implementar esta técnica en los cultivos es que no se necesitan mayores instrumentos y recursos que una medición precisa del área del terreno y herramientas como palas, picas y estacas para establecer los límites de la zanja. Puede diseñarse de forma manual o mecanizada y ubicarse en la parte superior o media de una ladera para capturar y almacenar la escorrentía proveniente de las partes superiores.
Ventajas y desventajas
Entre sus ventajas, la cartilla del Ministerio de Agricultura y Riego de Perú enumera las siguientes:
· Es una práctica de fácil realización.
· Intercepta el agua de escorrentía y facilita su infiltración al suelo, contribuyendo a la recarga de manantiales.
· En laderas muy degradadas permite regenerar la vegetación natural y recuperar dichas laderas.
· En terrenos de pastos o plantaciones permanentes, favorece el crecimiento rápido de las plantas por la disponibilidad de humedad.
En cambio, las desventajas pueden constituir obstáculos al normal tránsito del ganado y si no se realiza la limpieza periódica del canal, puede provocar el desborde del agua almacenada y la formación de cárcavas laderas abajo.