Singapur se ha consolidado como exportador mundial de este tipo de tecnologías para lograr que las plantas dedicadas a cultivos intensivos sean cada vez más adaptables y resistentes.
La nanotecnología es esa plataforma o método que tiene la capacidad de hacer las cosas cada vez más pequeñas. Esta vez, para lograr que los cultivos que crecen en invernaderos sean más resistentes y se adapten mejor a la hostilidad del clima y las plagas.
En Singapur han desarrollado una especie de nanopartículas que están implantando en todo tipo de cultivos, desde trigo pasando por olivar o patata hasta llegar a hortofrutícolas como tomate, pimiento, melón, sandía, berenjena o lechuga. (Lea: Con nanotecnología se garantizará la seguridad alimentaria)
Esto, a través de una suspensión coloidal, basada en nano-micelas (la primera aplicación de la nanotecnología en agricultura), para llegar directamente al torrente circulatorio de la planta por medio del sistema radicular. La partícula mide 0,6 nanómetros. Realmente diminuta.
A través de un organismo con circuitos prácticamente imperceptibles al ojo humano, ha sido posible que los ingenieros asiáticos logren entrar al torrente de las plantas atraer nutrientes y fortalecer la circulación de los cultivos para que la sangre pueda llegar a zonas distantes del sistema estimulándolo.
“De la misma manera que se inocula un nutriente sobre la nanopartícula se puede montar cualquier sistémico a nivel de agroquímicos o pesticidas, aumentando enormemente su eficacia y el tiempo de actividad dentro de la planta”, señalan los investigadores de NutraGreen, en Singapur. (Lea: Desarrollan chip para fortalecer la productividad en los cultivos)
Con esta técnica, la planta puede convertirse en un organismo más resistente a enfermedades, estrés hídrico y climático, además de incrementar su actividad diaria. “Los agricultores podrán darse cuenta que aumentará el número de frutos, estos serán más homogéneos y con una resistencia aumentada sensiblemente”, puntualizan en NutraGreen.