El desconocimiento sobre este tema no le ha permitido a muchos agricultores utilizar las mal llamadas “cales” que son materiales para enmendar o corregir condiciones químicas no deseables en los suelos ácidos. Nos dice Héctor Osorno Henao M.Sc. Ciencias, geomorfología y suelos, en su trabajo de grado ‘Mitos y realidades de las cales y enmiendas en Colombia’, que es normal escuchar muchas afirmaciones alrededor de las cales y enmiendas, tanto de los agricultores, como los empresarios y técnicos, que se han convertido en un mito, entendiéndose como tal, las creencias de una persona o comunidad la cual la considera como historia verdadera o puede ser también una cosa a la que se le atribuyen cualidad o excelencias que no tienen. Por eso es igualmente normal, escuchar a agricultores que dicen que si la cal no les pica la nariz cuando la aplican, esa cal no sirve, refiriéndose a la cal viva; o técnicos que dicen que la cal solo sirve para pintar paredes, porque la cal no es soluble en agua y que solo sirven las fuentes de calcio que vienen formuladas como fertilizantes. También contribuyen a este desconocimiento muchos vendedores de cales y enmiendas que dicen que la cal que cada uno vende es la única que sirve, pues esta si es soluble en agua y hacen demostraciones donde comparan diferentes cales diluyéndolas en vasos con agua. El común denominador es por tanto la falta de conocimiento en la materia, hasta tal punto que cuando el agricultor va a encalar siempre pide la cal más económica porque su creencia es que todas las cales son iguales y que sirven para lo mismo. Sin embargo, continúa Osorno, señalando que hoy en el mercado existen muchas fuentes de las mal llamadas “cales” que son materiales para enmendar o corregir condiciones químicas no deseables en los suelos ácidos. De ahí que también sea un error utilizar la cal con base en la experiencia de un vecino, que en muchas ocasiones son suelos diferentes, cultivos diferentes, climas diferentes, entre otras. Se olvida que los suelos ácidos en el mundo se encuentran principalmente en la zona tropical. En Colombia aproximadamente el 80% de los suelos son ácidos, pertenecen a la zona húmeda y cálida, que por ser mayoritariamente húmedo y por exceso de precipitación se lavan las bases que están en el suelo como el calcio, magnesio, potasio y sodio, cuando estos elementos se lixivian los suelos pasan a tener condiciones ácidas (Malagon, 2003). Según el IGAC (2003) la cobertura que presentan los principales órdenes de suelo de mayor a menor porcentaje en todo el territorio nacional es: 31,4% andisoles, 24,3% inceptisoles, 20% entisoles, 10,1% oxisoles y 4,5% ultisoles y 9,7 otros tipos de suelos en menores proporciones. La mayoría de los inceptisoles y entisoles corresponden a suelos distróficos, predominantemente ácidos y con bajo nivel de nutrientes que muestran la gran limitación de nuestros suelos desde el punto de vista de la fertilidad. La mayoría de los suelos de la zona andina, amazonia y Orinoquia Colombiana presentan pH bajos (condiciones de acidez). En buena parte de las cordilleras predominan el cuarzo en la fracción arena, seguida por el feldespato, los anfíboles y las micas, y en los oxisoles y ultisoles de la amazonia predomina 8 el cuarzo en la fracción arena y la caolinita con o sin gibsita en la fracción arcilla (IGAC, 1988). Los anteriores mitos sirvieron de justificación para que Osorno Henao realizara un interesante trabajo en el que intenta dar respuesta y fundamentos teóricos a la mayoría de mitos o inquietudes más comunes que tienen los agricultores y técnicos del sector agrícola en lo referente a: tipo de productos para encalar, época y dosis apropiada de aplicación, calidad y poder neutralizante, entre otros y resaltar la importancia del estudio detallado y analítico del suelo para tomar una decisión acertada para aplicar enmiendas y fertilizantes del suelo. Este trabajo se puede consultar en: Biblioteca digital de la Universidad Nacional