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Foto: bbva.com

agricultura

La reforestación como herramienta clave para recuperación de suelos

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

La reforestación se ha convertido en una de las mejores alternativas para combatir la desertificación y la pérdida de suelo fértil. Además, esta actividad contribuye a la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, al ser los bosques sumideros de carbono imprescindibles para frenar el calentamiento global.

La desertificación es uno de los mayores problemas ambientales que enfrenta el mundo en la actualidad. La pérdida de suelo fértil y productivo es una de las principales causas y es un problema que se ha agravado aún más en las últimas décadas debido a la deforestación, ya que los árboles tienen un papel fundamental en la conservación del suelo, la protección del agua y la regulación del clima.

La reforestación se ha convertido en una alternativa para volver a colorear de verde miles de hectáreas deforestadas. Consiste en repoblar zonas deforestadas para recuperar bosques destruidos en el pasado reciente. Esta actividad tiene como objetivo evitar la pérdida de ecosistemas y frenar el deterioro del planeta. Uno de los objetivos de la reforestación es proteger la biodiversidad.

La reforestación también contribuye a proteger el suelo de la erosión. Los árboles del bosque, al frenar el viento y la caída del agua, protegen al suelo de la erosión. Los suelos erosionados e infértiles perjudican a la agricultura y favorecen los deslizamientos de tierra y las inundaciones repentinas. La reforestación busca paliar esa situación, también acentuada por la tala indiscriminada, preservando la fertilidad del suelo con unas raíces bien adheridas. A su vez, las cuencas hidrográficas reviven con la recuperación de nutrientes.


¿Cómo hacer reforestación?


De acuerdo con el portal Iberdrola, el primer paso en la reforestación es realizar un estudio de campo para comprender las condiciones del terreno y del clima. Esto permitirá elegir las especies de árboles adecuadas para la zona y asegurar que la reforestación sea sostenible y compatible con el ecosistema local. Es importante elegir especies autóctonas siempre que sea posible, ya que son más resistentes y beneficiosas para la biodiversidad.

Después de seleccionar las especies de árboles, es importante elegir el método de plantación adecuado y preparar el terreno para su siembra. El seguimiento y la evaluación son vitales para garantizar el éxito de la reforestación y evitar problemas como enfermedades, plagas o tala ilegal.

Aunque la reforestación es una práctica necesaria, existen algunos problemas comunes que pueden surgir durante el proceso. La falta de un buen plan de ejecución puede ser contraproducente y perjudicar la diversidad de especies o los cultivos agrícolas. Además, una mala elección de los nuevos árboles a introducir, así como su manera de plantarlos y posicionarlos, puede ser perjudicial. También hay que tener en cuenta la introducción de especies invasoras, que pueden favorecer la extinción de otras.

Por último, es importante evitar el monocultivo, ya que puede afectar negativamente la diversidad de la flora autóctona y los hábitats de los diferentes habitantes del bosque. La reforestación debe ser un proceso sostenible y cuidadosamente planificado para asegurar su éxito a largo plazo.