Esta especie se adapta fácilmente a las plantas y cuando es sometida a estrés puede soportar tratamientos con insecticidas. Este desarrollo se logró a través del movimiento de genes de una especie del producto a otra.
En la ciudad de Palmira, Valle del Cauca, investigadores de la Universidad Nacional, analizaron la resistencia que puede tener la mosca blanca en los cultivos donde hay cruces de especies de tomate y también la de otros 3 ejemplares silvestres resistente a otras plagas.
La ‘Bemisia tabaci Gennadius’, más conocida entre los cultivadores de hortalizas como la ‘mosca blanca’, es una de las plagas más peligrosas para la agricultura del trópico y el subtrópico. Esta especie se adapta fácilmente a las plantas y a nuevas regiones geográficas, además sus biotipos se han identificado en diferentes áreas del mundo, es decir que se trata de una especie que cuando es sometida a estrés puede evolucionar. (Lea: La aspirina también podría quitarle 'dolores de cabeza' a la agricultura)
“Es una plaga fuerte que afecta a cualquier producción hortifrutícola, pero al tomate lo afecta en especial porque es un producto muy sensible y más cuando está cubierto”, indicó Álvaro Ernesto Palacio Peláez, el gerente general de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, Asohofrucol.
Según la profesora Nora Cristina Mesa, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, tanto los adultos como los estados inmaduros de esta plaga ocasionan daños directos a los cultivos al succionar la savia de las plantas, produciendo amarillamiento, encrespamiento y defoliación.
“Estos fenómenos van acompañados de secreción de sustancias azucaradas que cubren la parte superior de las hojas y sirven de sustrato para el crecimiento de hongos de micelio negro (fumagina), pertenecientes a géneros como ‘Cladosporium’ y ‘Capnodium’, los cuales interfieren en los procesos de fotosíntesis”, dice la docente.
Los daños que ocasiona se han incrementado a través del tiempo, siendo considerada una plaga primaria contra la cual se hace uso excesivo de insecticidas, “no obstante, ha mostrado resistencia a varios de estos productos, hasta el punto de que en el futuro los insecticidas de síntesis no serán efectivos para ello”, asegura Mesa. (Lea: Identifican nueva 'arma' biológica contra plagas agrícolas)
Por eso, a través del Programa de Mejoramiento Genético, Agronomía y Producción de Semillas de Hortalizas, que hay en la institución, se trabaja en el desarrollo de una variedad de tomate resistente a la plaga. Para ello implementan la técnica de introgresión genética que consiste en el movimiento de genes de una especie a otra, algo similar a la hibridación.
En el proceso se utilizaron 12 ejemplares o accesiones de las especies silvestres de tomate ‘S. Habrochaites’ y ‘S. Peruvianum L. Mill’, y una accesión de tomate ‘S. lycopersicum L.’, fuentes de resistencia a diferentes plagas limitantes del cultivo, entre ellas la mosca blanca.
A partir de cruzamientos del tomate ‘S. lycopersicum L.’, y 3 accesiones de la variedad de ‘S. Habrochaites’, los investigadores analizaron la resistencia de la plaga. “En ambos ciclos de cultivo se encontró baja población de mosca blanca, siendo mayor el número de ninfas que de huevos, especialmente en los tercios medio e inferior de la planta, con promedios de 0.051 y 0.041 huevos por hoja”, indicó Yeimi García Valencia, tesista del proyecto.
Para el promedio de ninfas se encontró que el genotipo de tomate ‘3247P4 (32)’ fue el más afectado por la mosca blanca, con un promedio de 0,27 ninfas por hoja. “En el estudio, las poblaciones fueron muy bajas, comparadas con los resultados hallados en un estudio realizado en 2001, donde se encontraron por cada metro cuadrado 12 mil 967 y 6.125 huevos y ninfas, en cultivares de tomate”, indicó la docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN.
El gerente de Asohofrucol, por su parte indicó que este tipo de avances son importantes que se sean dados a conocer, en especial para los productores, quienes son los principales afectados con la plaga. Agregó que hasta entonces, los agricultores deben tener en cuenta ciertas prácticas que contribuyen a controlar y erradicar la mosca blanca. (Lea: Mejoran genética de frutas para hacerlas más resistentes a plagas)
“Deben usar productos orgánicos, realizar un manejo adecuado en los residuos de la cosecha para que la plaga no se multiplique, es decir tapar con plásticos para que se fermenten y se descompongan libres de insectos voladores”, puntualizó el dirigente gremial.