Hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos, AMR, requiere un mayor esfuerzo de colaboración intersectorial. Garantizar que los antimicrobianos se usen de una manera responsable y no sean una amenaza para la salud pública y la producción alimentaria requiere un mayor esfuerzo mundial, incluyendo mayores inversiones y mejores medidas de vigilancia, aseguró la directora general adjunta de la FAO, María Helena Semedo en un evento paralelo sobre la resistencia antimicrobiana (AMR, por sus siglas en inglés) celebrado en coincidencia con la Asamblea General de las Naciones Unidas (Lea: Las 5 claves para la inocuidad de los alimentos) “Una buena salud, una productividad adecuada y unas economías robustas dependen de contar con alimentos inocuos y nutritivos. El uso prudente de los antimicrobianos en la salud pública y la agricultura es esencial para conseguirlo”, aseguró Semedo. “Necesitamos vigilancia sobre el uso de antimicrobianos y la propagación de la AMR –añadió- no sólo en los hospitales, sino a lo largo de la cadena alimentaria, incluyendo la horticultura y el medio ambiente, para contar con una evaluación de riesgos más completa”. Vínculos entre salud, agricultura y medio ambiente El mundo necesita evitar el riesgo de tener medicamentos menos eficaces para tratar infecciones mortales, debido al hecho de que cada vez más bacterias se están volviendo inmunes a los antimicrobianos. Pero este desafío planteado por la AMR es también “una oportunidad para vincular la salud, la agricultura y las preocupaciones ambientales en una acción global conjunta”, señaló Semedo, poniendo como ejemplo la experiencia de la FAO en Camboya. “Hace año y medio (en Camboya), había poca concienciación sobre la AMR en la agricultura –explicó Semedo-. Existía escasa vigilancia y poca relación con los funcionarios de la sanidad pública. Fortaleciendo la colaboración entre los ministerios de Sanidad y Agricultura; ayudando a redactar normas para regular la venta de medicamentos veterinarios; y apoyando a laboratorios de sanidad animal, hemos podido incrementar la sensibilización y lograr una mayor cooperación a la hora de abordar la AMR”. (Lea: ¿Sabe usted por qué un alimento lo ha intoxicado?) Semedo subrayó cómo Camboya comparte su experiencia con los países vecinos y cómo la FAO ha obtenido éxitos similares en Ghana, Kenya, Tailandia, Viet Nam, Zimbabwe, América Latina y Asia Central. Buenas prácticas agrícolas Semedo insistió en la importancia del trabajo realizado sobre el terreno para controlar la AMR. “Los avances en la lucha contra la AMR dependen de buenas prácticas agrícolas. Tenemos que promover la agricultura y los sistemas alimentarios sostenibles”, dijo, añadiendo que “¡el uso de antimicrobianos en la agricultura no es un sustituto de la falta de higiene y de unas prácticas de gestión inadecuadas!” Asimismo indicó que “necesitamos mejores mecanismos para garantizar la calidad de los productos farmacéuticos, porque los medicamentos falsificados y de mala calidad contribuyen a aumentar la resistencia. Aunque el Codex Alimentarius ha desarrollado unas destacadas guías de vigilancia y códigos de prácticas a nivel mundial, sigue existiendo una alarmante falta de capacidad para una vigilancia adecuada de la AMR a nivel nacional”. (Lea: Inocuidad Alimentaria: atención a los alérgenos) “Insto a la comunidad internacional a actuar ahora para invertir en el futuro que queremos construir juntos”, concluyó Semedo.