En enero de 2024, el panorama laboral en el sector rural y en actividades relacionadas con la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, presentó un aumento significativo en la ocupación. De los 22 millones de personas ocupadas, 3,2 millones están en el campo colombiano, siendo la segunda actividad que más empleo genera a nivel nacional.
Los factores de riesgo psicosocial han evolucionado en línea con los cambios globales y los trabajadores rurales no son inmunes a estas transformaciones. Afrontan desafíos como las enfermedades, la pérdida de seres queridos, el analfabetismo, la hambruna, deficiencias nutricionales y la presencia de conflicto armado, el desplazamiento y la violencia en algunas áreas, factores que contribuyen de manera significativa al estrés que experimentan.
La investigación “Explorando el vínculo entre el estrés, la satisfacción laboral y el agotamiento en trabajadores del campo”, realizada por Zully Helena Ponce, docente de la Escuela de Estudios en Psicología del Politécnico Grancolombiano, y Cristian Osorio, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, reveló importantes hallazgos sobre la relación entre la satisfacción laboral, el estrés y el síndrome de burnout en los trabajadores del sector rural en la última década.
Este estrés se ve agravado por el control ejercido por los empleadores, que se manifiesta a menudo mediante la reducción de los espacios de descanso, una carga de trabajo excesiva, la prolongación de la jornada laboral y la asignación de diferentes tareas, incluso, algunas de estas pueden no estar acordes con la labor específica o la cualificación profesional de cada trabajador.
A esto se suma la presión financiera, la incertidumbre sobre el futuro, la falta de comprensión de la agricultura, la presencia de forasteros en sus tierras, las averías en la maquinaria, la dificultad para acceder a servicios públicos y asistencia técnica, así como el limitado acceso a tierras e insumos básicos para mejorar la productividad. La distancia de los centros productivos y de los mercados, agrava estos problemas. (Lea en CONtexto ganadero: Aspectos que debe manejar un trabajador de una finca ganadera)
La investigación también reveló que la sequía provoca bajos rendimientos de cultivos, condiciones insatisfactorias para el ganado, cargas de trabajo abrumadoras y aumento de los costos de insumos. Además, deteriora la calidad del aire, eleva los niveles de ozono y partículas finas, y favorece la propagación de incendios forestales y el incremento de emisiones de polvo por suelos áridos.
Diferenciación
En los hallazgos no se encontró una diferencia significativa entre los niveles de angustia reportados por mujeres y hombres. Sin embargo, los agricultores más jóvenes, entre 25 y 54 años, experimentaban niveles de angustia mucho más altos que el grupo de edad de 55 a 64 años, mientras que en los de 65 a 74 años no se presentó ningún grado de angustia.
Los trabajadores que laboran en granjas orgánicas reconocen la salud mental como un aspecto influyente. Manifiestan estar satisfechos con su labor en la agricultura debido a las ventajas y beneficios que perciben al trabajar con la tierra, los sentimientos positivos hacia la responsabilidad social y ambiental, y su participación en actividades relacionadas con estas iniciativas.
Qué hacer
La investigación plantea algunas acciones frente a esta situación. Destaca que lo más importante es respaldar programas y políticas innovadoras que faciliten el acceso de los agricultores a médicos y profesionales de la salud mental. (Lea en CONtexto ganadero: La importancia de la salud laboral en las empresas ganaderas)
Esto puede incluir iniciativas como clínicas móviles de atención médica en zonas rurales, servicios de telemedicina para consultas a distancia, incentivos para que los profesionales de la salud trabajen en áreas agrícolas, y capacitación específica en salud mental para personal de salud que atienda a agricultores.
Además, es esencial proporcionar una vigilancia constante sobre los niveles de agotamiento emocional en los trabajadores de las organizaciones exportadoras y agrícolas. Al monitorear activamente, se pueden implementar medidas preventivas y de apoyo que promuevan un ambiente laboral más saludable y sostenible para los trabajadores.
También es fundamental realizar programas educativos que fomenten una percepción adecuada sobre la prevención de riesgos laborales y la seguridad y salud en el trabajo en las comunidades rurales. Al proporcionar información clara y accesible sobre cómo identificar y mitigar los riesgos laborales, se pueden reducir las probabilidades de accidentes y lesiones en entornos agrícolas y rurales.
Un desafío clave para el Estado, los psicólogos especializados en talento humano y los profesionales de seguridad y salud laboral en el sector agropecuario, es desarrollar e implementar estrategias efectivas que promuevan el cuidado de la salud mental. Esto implica diseñar campañas de concientización y actividades que fomenten prácticas saludables, como la promoción del equilibrio entre trabajo y vida personal, y la creación de entornos laborales que apoyen el bienestar emocional de los empleados.
Finalmente, es crucial crear conciencia entre los trabajadores rurales sobre los diferentes factores que pueden provocar niveles elevados de estrés, angustia, agotamiento físico, desmotivación o irritabilidad, ya sean eventos adversos de índole natural, económica, de salud pública, social, política, entre otros. Identificar estos síntomas permite tomar medidas eficientes, buscar ayuda profesional y contribuir a mejorar la satisfacción laboral y el bienestar emocional de los trabajadores.