Anderson Galvao, CEO de Céleres Brasil y Agro-Bio Región Andina presentaron estudio que comprueba que la biotecnología moderna aplicada a la agricultura podría contribuir a los objetivos del Gobierno y el Programa Colombia Siembra.
El estudio de Céleres trabajó 3 escenarios diferentes para la producción a largo plazo – 10 años – en Colombia, teniendo en cuenta los productos de maíz, algodón y soya con el objetivo principal de incrementar la productividad y competitividad de agricultores colombianos y así, reducir la dependencia de granos y fibras importadas. Si quisiéramos reducir un 50 % de materia prima importada o llegar a ser autosuficientes en 10 años, para maíz, algodón y soya, el estudio sugiere una mayor adopción de semillas y nuevas tecnologías transgénicas, el uso de maquinaria tecnificada y el uso de recursos como agricultura de precisión. Así como paquetes tecnológicos más productivos, además de semillas, agroquímicos y fertilizantes de media a alta performance. (Lea: Siembra de cultivos biotecnológicos de algodón y maíz creció en 2014) En el caso del maíz, si la producción se mantiene en las condiciones actuales de crecimiento, en los próximos 10 años, la producción pasará de 1,75 millones de toneladas en 2014 a, apenas, 1,85 millones de toneladas en 2024. Sin embargo, el estudio indica que el consumo de maíz doméstico, con el que preparamos las arepas, el sancocho y el ajiaco, pasará de 5,95 a 7,46 millones de toneladas, aumentando todavía más la dependencia de maíz importado. Por lo tanto la importación crecería a 4,20 millones de toneladas. ¿Qué debe hacer Colombia para dejar de importar el maíz para la arepa? El estudio de Céleres y Agro-Bio considera que los cultivos biotecnológicos son más productivos y competitivos para los agricultores colombianos. Según este, basado en la metodología de proyección a 10 años, para que Colombia sea autosuficiente en el consumo del maíz deberá sembrar un millón 400 mil hectáreas de maíz genéticamente modificado, que es el que demuestra mejor rendimiento y productividad frente al convencional; y para reducir el 50 % de dependencia de materia prima importada, deberíamos sembrar, al menos, 793 mil hectáreas de maíz genéticamente modificado, GM. El aumento de la producción no depende solamente de la adopción de mejores semillas, sino de acciones públicas y privadas, de incentivos y créditos para invertir en producción de maíz, del mantenimiento de un marco regulatorio favorable para el acceso a tierras agrícolas, de asistencia técnica y de la inversión en infraestructura regional, para minimizar los costos de logística internos en el país. (Lea: Cultivos transgénicos están presentes en 20 departamentos de Colombia) La adopción de maíz transgénico aún es baja en Colombia. En 2014/15 fue del 17,7 % del total de los cultivos de maíz. La adopción de la biotecnología moderna se presenta como una oportunidad ya disponible para los agricultores colombianos para producir más y, obtener mayores beneficios de una forma amigable con el medio ambiente. María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio afirma que los datos de este estudio son relevantes para ser tenidos en cuenta, y cómo la biotecnología moderna es una herramienta útil para aumentar la productividad en cultivos como el maíz, algodón y soya; mejorar la competitividad de nuestros productores y así disminuir las importaciones, que es uno de los objetivos primordiales del Plan Colombia siembra. (Lea: Estudio confirma beneficios de los cultivos genéticamente modificados) El estudio coincide con los datos proporcionados por la ONU los cuales proyectan que, de 2014 a 2030, la población colombiana crecerá de 46,3 a 52,7 millones de habitantes, lo que representa una mayor demanda de alimentos, en calidad y cantidad crecientes.