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Estudiante desarrolla sensor para escuchar a las plantas

Por - 06 de Julio 2015

Lidewei Vergeynst, estudiante de la Universidad de Gent, en Bélgica, busca que con este dispositivo se pueda determinar en qué momento los vegetales requieren agua.


Lidewei Vergeynst, estudiante de la Universidad de Gent, en Bélgica, busca que con este dispositivo se pueda determinar en qué momento los vegetales requieren agua.   Uno de los objetivos de Lidewei Vergeynst, estudiante de la Universidad de Gent, en Bélgica, es determinar las interacciones de las plantas entre sí y con su entorno. Aunque la iniciativa surgió hace más de 50 años, la experta quiere entender cómo modernizan sus ecosistemas e identificar el sonido que emiten durante la sequía, para lo que desarrolló un sensor acústico.   De acuerdo con la experta, el método acústico se puede combinar fácilmente con mediciones continuas, teniendo en cuenta factores como la variación de diámetro y la pérdida de agua gravimétrica, en otras palabras el método no es destructivo. (Lea: Concurso para premiar casos exitosos de adaptación al cambio climático)   Las mediciones se llevan a cabo con un detector acústico, se pone por encima del tallo o en una rama y detecta los ruidos del interior de la misma, al igual que un estetoscopio. En circunstancias normales, las plantas transpiran agua a través de las hojas que expulsan por medio de succión, gracias a un sistema de tubos angostos (venas), de manera que toda la columna de agua se encuentra con una presión negativa. Esa fuerza de succión puede compararse con la que se hace al tomar agua a través de un pitilllo.   Sin embargo, a medida que se vuelven más secas, las hojas necesitan succionar más fuerte, los niveles de presión aumentan de manera negativa la presión y la columna de agua se puede romper. Si la planta no tiene disponibilidad de agua suficiente, pueden generarse espacios de aire en las venas, lo que puede dificultar el transporte del líquido en los vegetales, causando a la vez un ruido tipo ‘click’ que puede ser detectado por el sensor. Esto es lo que se llama cavitación, que en exceso puede ser mortal.   Anteriormente, los investigadores solo contaban los clicks y determinaron que a mayor cantidad, peor eran las condiciones de la planta. Inclusive, si estaba muerta, seguían escuchando los clicks. Por ello, había incertidumbre sobre la naturaleza de estos ruidos, lo que llevó a Vergeyst a hacer un análisis de estos en detalle. (Lea: ‘Máquina Verde’: capaz de producir 20 mil toneladas de vegetales en Sahara)   “Cada click es una onda de sonido, y a partir de sus propiedades es posible distinguir entre los sonidos de cavitación de otros procesos en la planta. Algunos investigadores habían perdido la fe en los sensores acústicos. Hemos demostrado en la investigación (que fue financiada por los fondos Wetenschappelijk Onderzoek, FWO) que aún son muy útiles”, aseguró Vergeynst.   Un método que responde al cambio climático   “Esperamos que el método de Lidewei se vuelva un referente en la investigación vegetal. El descubrimiento es muy importante dado el cambio climático, ya que antes hubo una investigación de este tipo, pero no culminó”, dice la profesora Kathy Steppe del laboratorio de ecología vegetal.   El equipo de Steppe no solo tuvo éxito en determinar si una planta adolecía de agua, sino que mediante otros sensores, también pudieron determinar inmediatamente la cantidad del líquido que estaba usando la planta.   “A través de esta combinación de varios sensores, podemos tener una idea más clara de los procesos de sequía. Un factor importante en el debate sobre la muerte de bosques en zonas áridas es la falla hidráulica. Con nuestro descubrimiento, no solo se pueden salvar bosques, sino cultivos alimentarios. Ahora, podemos brindar una asesoría más certera sobre las variedades que sobreviven mejor en áreas secas”, aseguró la docente. (Lea: Nuevo sistema mexicano permite potabilizar agua en 2,5 minutos)   Aún no está claro si el proceso de burbujas de aire en las venas es reversible o no. “Creemos que las plantas muestran una mejora clara”, dice la profesora Steppe, quien añade que “actualmente lo estamos investigando, y esperamos descubrir el mecanismo subyacente, de manera que podamos ayudar a la ciencia a dar un nuevo paso adelante. Al igual que doctores en una unidad de cuidados intensivos, estamos poniendo monitores de pulso en las plantas. Queremos que las plantas nos puedan hablar para así evaluar cómo se encuentran. Eso, como un bioingeniero, es nuestra meta máxima”.

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