Una pareja de esposos es prueba de que el trabajo arduo y el gusto por ese grano amargo ayudan a que se logren producir 25 mil kilos de cacao al año, que posteriormente convierten en chocolate. Su labor los ha hecho ser reconocidos en todo el país.
En San Vicente de Chucurí hay una familia de campesinos dedicada al cultivo de cacao y también a la producción de chocolate. La pareja conformada por María Antonia Prada y José Acevedo, precursores en el negocio, coincide en que llegar allí no fue fácil y aún hace falta camino por recorrer.
Ella asegura que todo inició hace 12 años, pero que su potencialización se dio desde hace 8. Para él, todo se basa en el trabajo arduo y el compromiso consigo mismo y su familia. (Lea: Catar cacao es cuestión de actitud pero también de aptitud)
“Hay que hacer labores como la renovación de cultivos, la fertilización y el proceso de beneficio, que es la fermentación, el secado y la tostión. En la actualidad, tenemos 14 hectáreas y todas están sembradas, pero hasta hace unos años inicié ese trabajo en el que uno se gasta mucha plata, por hectárea se invierten entre $ 4 y $ 5 millones, además hay que esperar e 4 o 5 años para ver la producción. Hay algunos lotes que ya empezaron a generar ganancias”, explicó Acevedo.
Una de las ventajas de ese cultivo, según el productor, es la vida útil que puede llegar a tener un árbol de cacao, la cual es de 30 años, siempre y cuando las plantas estén en perfecto estado, podadas y fertilizadas, lo que garantiza su buena condición. No obstante, para él es importante realizar el cambio lo más pronto posible a nuevos clones, porque tienen mayor capacidad de producción. “Son fabulosos porque la pepa es más grande y su calidad mejora el resultado final”.
La productividad en esta finca es de 200 cargas anuales, cada una de 125 kilos, es decir, 25 mil kilos, aunque manifestó que puede ser más, ya que hay agricultores que logran obtener 1.000 kilos por hectárea. “Hay más gastos, sí, pero el hecho de que en el predio se tenga una persona pendiente del cultivo significa mucho. Por ejemplo, si llueve el empleado fertiliza; hay que administrar la finca buscando las prioridades”, añadió el productor chucureño. (Lea: "La gente no tiene la cultura de fermentar el cacao", Fedecacao)
De esos 25 mil kilos, 10 mil los usan para la producción del chocolate y el resto se distribuye en la comercializadora de Fedecacao. Para los campesinos de esta región de Santander el mayor interés es vender.
Del cultivo a la fábrica
De acuerdo con María Antonia, una vez se obtiene el grano del cacao de la mazorca, este pasa por la cajonera de fermentación, luego a la elba para secarlo, después a la tostadora, posteriormente se trilla y se lleva al molino. Cuando se obtiene el licor de cacao, este es vertido en el molde para congelarlo por una hora.
“Esto nació porque mi madre producía chocolate. Empecé hace mucho tiempo porque tenía la máquina para ello, pero cuando me cansé de moler a mano, le puse el motor a la máquina y mandamos a hacer una más grande, la que tenemos es de 5 caballos de fuerza y así he ido progresando con mi familia. Si uno está acostumbrado al trabajo, se amaña”, afirmó la productora.