Mientras el mundo se preocupa por incrementar la productividad del sector agropecuario, una tercera parte de lo producido bajo esta premisa se pierde en fases de cosecha y procesamiento o consumo. Las nuevas tecnologías surgen como alternativa para reducir esa huella en el planeta.
El desperdicio de alimentos es una tendencia y un problema a escala mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, más de la mitad de los desechos se producen al iniciar el ciclo la cosecha, poscosecha y almacenamiento, principalmente, en cadenas de cereales, frutas y hortalizas.
“Las causas de las grandes pérdidas de alimentos están asociadas con fallas en su ciclo de producción: después de ser cosechados se echan a perder, se descartan por diferentes motivos y nunca llegan a la etapa del producto final”, aseguró a la Revista RIA, de Argentina, el oficial de Agroindustrias de la FAO, Robert Van Otterdijk.
Estas pérdidas conllevan un costo ambiental que, además de repercutir en la disminución de la calidad de las tierras cultivables y en el volumen de los caudales de agua, ocasionaría contaminación por los descartes alimenticios que no se destinan a producciones secundarias. “En todo este proceso los seres humanos lastimosamente también aportamos pues anualmente cada uno derrocha cerca de 115 kilos de comida”, señala Van Otterdijk. (Lea: FAO lanza campaña mundial contra el despilfarro de alimentos)
De igual manera, la FAO ha recomendado a través de iniciativas como ‘Hambre Cero’ que es necesario invertir más en infraestructura, como carreteras y cadenas de frío, y también en mejorar la información sobre los mercados. Además, para la entidad es esencial cerrar la brecha entre el conocimiento y lo que los agricultores y otros actores de la cadena alimentaria están haciendo en realidad.
Sobre esto, Enrique Sánchez, coordinador del Programa Nacional de Frutas del Instituto de Tecnologías Agropecuarias de Argentina, INTA, dijo en un comunicado que “cuando se desecha parte de la producción, los insumos que se utilizaron para obtenerla son malgastados. En estos casos, el contenido mineral que los alimentos extraen del suelo y el consumo del agua, son capitales que se desaprovechan”.
Pero desde el INTA se han adoptado tecnologías y técnicas que vuelven más eficientes los procesos productivos, representan una oportunidad para evitar las pérdidas y, al mismo tiempo, reducen el impacto ambiental a partir de un uso racional de los recursos. “Procesos de transformación o preservación pueden asegurar la inocuidad o extender la vida útil de los alimentos”, dice Sánchez. (Lea: ¿Es posible un mundo autosostenible y sin hambre?)
Colombia, un paraíso que puede desperdiciar menos
“Este país es un paraíso en materia de producción de frutas y verduras”, le dijo Rafael Zavala, representante de la FAO para Colombia, a CONtexto Ganadero durante una entrevista. Esta afirmación haría pensar que el despilfarro en el territorio nacional es exagerado, pero aunque no es así, la FAO si recomienda reducir los índices de desperdicio.
Según datos del estudio del Perfil Nacional de Consumo de Frutas y Verduras, realizado por el Convenio Ministerio de Salud - FAO 2012, se calculó una pérdida poscosecha para frutas del 22,9% y para verduras del 16%, de acuerdo con datos del Plan Hortícola Nacional, que informa que los comerciantes tienen una pérdida entre el 2,6% y el 30,1% de verduras durante su manipulación. A las frutas y verduras les siguen los pescados y cereales, con un 30% de pérdidas, y luego los productos lácteos, las legumbres y carnes vacunas, con un 20%. (Lea: 2 millones 4 mil toneladas de alimentos se desperdician en Colombia)
“Si nos ponemos a analizar, en estos momentos en el mundo se producen suficientes alimentos para toda la población y uno de los principales retos es evitar el desperdicio de alimentos, por eso es necesario tomar medidas para evitar que en 2030 o 2050 estos productos empiecen a escasear y para los países que están en América Latina el problema puede ser mayor debido a que no hay previsión y la problemática real es la distribución de alimentos”, explicó Zavala, de la FAO.