La superficie mundial cultivada se recupera con respecto a 2015 a medida que los agricultores continúan adoptando los cultivos biotecnológicos. En Colombia, la adopción de maíz genéticamente modificado (GM) aumentó 17 % respecto al año anterior. A 185,1 millones ascendió el número de hectáreas cultivadas con semillas transgénicas a nivel mundial en 2016. De esa cifra, 109 mil 935 hectáreas se cultivaron en Colombia con semillas de maíz y algodón genéticamente modificado. Así lo publicó en su informe anual el Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología, ISAAA (por sus siglas en inglés). En tan solo 21 años de comercialización los cultivos biotecnológicos muestran un aumento de 110 veces la tasa de adopción, ya que se registró un aumento de 1,7 millones de hectáreas en 1996 a 185,1 millones de hectáreas en 2016. (Entrevista: Cultivos transgénicos están presentes en 20 departamentos de Colombia) “Los cultivos genéticamente modificados no solo han demostrado ser una herramienta para producir de una manera sostenible, sino también han incrementado la rentabilidad del agricultor, protegiendo sus cultivos de plagas, obteniendo cosechas más sanas y son incluso más amigables con el medio ambiente que los convencionales”, sostuvo María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio. Gracias a la llegada de la manzana y las nuevas variedades de papa transgénica al mercado, los consumidores comenzarán a disfrutar los beneficios directos de la biotecnología con productos que tienen menos tendencia a dañarse lo cual permite a su vez, reducir sustancialmente el desecho de alimentos y los costos que estos tienen para el consumidor. El informe de ISAAA resalta que la adopción de los cultivos biotecnológicos ha reducido las emisiones de CO2 y, que en años recientes, esta fue equivalente a eliminar aproximadamente 12 millones de automóviles por año de las carreteras; permitió conservar la biodiversidad debido a que se cultivaron 19,4 millones de hectáreas de tierra menos dedicadas a la agricultura en 2015 y disminuyó el impacto ambiental mediante reducciones del 19 % en el uso de insecticidas y herbicidas. (Lea: ¿Qué tan inconveniente es sembrar y consumir alimentos transgénicos?) Adopción de cultivos biotecnológicos en Colombia Colombia está a la vanguardia en adopción de nuevas tecnologías que faciliten el desarrollo de una agricultura sostenible. Los agricultores colombianos aumentaron la adopción y siembra de cultivos transgénicas en 2016. Durante el año según cifras del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, se sembraron un total de 109 mil 935 hectáreas entre variedades de algodón e híbridos de maíz: 100 mil109 hectáreas de maíz, 9.814 hectáreas de algodón y 12 hectáreas de flores genéticamente modificadas (GM). Colombia pasó de 21 a 23 departamentos que cultivaron semillas modificadas genéticamente. Los principales departamentos biotecnológicos fueron Meta, Córdoba y Tolima. (Lea: Colombia ocupa tercer lugar en Latinoamérica en producción de cultivos transgénicos) Meta sembró 24 mil 169 hectáreas de maíz GM; Tolima 18 mil 327 hectáreas de maíz y 5.281 hectáreas de algodón GM; y Córdoba 22 mil 876 hectáreas de maíz y 3.859 hectáreas de algodón GM. Este año mientras los cultivos de algodón descendieron debido temas de comercialización, y a que los agricultores dejaron de recibir el precio mínimo de garantía por parte del gobierno y deben atenerse a los precios internacionales; la adopción de los cultivos de maíz genéticamente modificado (GM) aumentó en un 17 % respecto al año anterior. Los cultivos genéticamente modificados siguen siendo la tecnología más rápidamente adoptada en la historia de la agricultura y que ha prestado beneficios a los agricultores, al medio ambiente y a los consumidores. Los cultivos GM fueron introducidos comercialmente hace veintiún años. Después de 2 décadas de producción, algunos grupos y científicos siguen preocupados porque los beneficios de los cultivos genéticamente modificados no lleguen a la sociedad debido a las estrictas regulaciones y a grupos que se siguen oponiendo a la ciencia y a la tecnología, a pesar de la evidencia científica que respalda su seguridad. (Lea: Cultivos transgénicos evolucionan para incrementar productividad del campo)