En Argentina vienen trabajando en una novedosa práctica que, bajo condiciones similares a las de un invernadero, permite minimizar riesgos en los cultivos y maximizar su rentabilidad a través de la incorporación de varios desarrollos tecnológicos en un solo ambiente.
Según datos del Instituto Nacional de Tecnologías Agropecuarias de Argentina, INTA, cada día es más frecuente que frutas, flores y hortalizas convivan en un mismo establecimiento. Una tendencia que en ese país han decidido llamar ‘cultivos protegidos’. Se trata de explotaciones agrícolas de tipo familiar y de pymes, ubicadas en áreas aledañas a los grandes centros urbanos, con un nivel tecnológico elevado y demandantes de gran cantidad de mano de obra.
Esta práctica, impulsada entre otras cosas por el cambio climático, busca a través del manejo de diferentes tecnologías como mejoramiento genético, fertilización, riego, fertirriego y optimización de plaguicidas, entre otras, minimizar los riesgos generados por lluvias, inundaciones, heladas, fuertes olas de calor o plagas. (Lea: Invernaderos 'inteligentes', nueva alternativa de sostenimiento agrícola)
“Uno de los grandes retos de los productores agropecuarios del trópico es la constante búsqueda de métodos y tecnologías para minimizar riesgos y mejorar la rentabilidad de la producción que bajo cobertura permiten monitorear en detalle el comportamiento de los cultivos y poder suplir la demanda del mercado en cualquier momento del año”, señalan investigadores del INTA.
En lo anterior, el sector hortícola argentino es el gran abanderado de esta tendencia. Por esto, han logrado desarrollar nuevas formas de cultivos, donde todo o gran parte del ciclo se produce bajo cubierta, utilizando para eso materiales y formas diversas.
“Así es como se logra producir en lugares y épocas que resultaría imposible sin la tecnología mencionada. Fenómenos como lluvias intensas, granizos, vientos y bajas temperaturas son algunos de los factores limitantes que son controlados en los cultivos protegidos”, señalan desde el INTA. (Lea: Invernaderos y tecnología de punta, una combinación con amplias ventajas)
Una tecnología inviable si no hay apoyo
En nuestro país, los productores de frutas y hortalizas también han trabajado en este tipo de técnicas, en especial desde 2009 cuando las lluvias, inundaciones y veranos prolongados desencadenaron millonarias pérdidas en el campo. Pero la falta de respaldo y recursos han hecho que abandonen el esquema.
“Los cultivos protegidos son una excelente alternativa tecnológica para aislar la producción de los climas adversos y reducir costos, pero la falta de planificación y apoyo por parte del Estado la hacen inviable en el largo plazo”, le dijo a este medio Álvaro Ernesto Palacio Peláez, gerente general de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, Asohofrucol. (Lea: Desarrollan primer invernadero climatizado con energías renovables)
El ejecutivo señaló además que, si bien, la tecnología ya ha mostrado ventajas comprobadas y es necesario aplicarla; sin respaldo financiero por parte de entes estatales puede llevar a la quiebra a los productores. “En Colombia también podemos aplicar el esquema de cultivos protegidos, pero sin políticas públicas para el agro y el salvajismo comercial que reina en el país, los campesinos se quebrarían inevitablemente. Además, algunas de esas tecnologías son costosas e implican inversiones de largo aliento”, concluyó Palacio.