Un interesante análisis sobre las perspectivas de la soya, realizado por en Agrositio (Manuel Alvarado Ledesma), proporciona elementos para examinar los impactos que recibiría la industria nacional vía importaciones de su materia prima como es la soya, la torta de soya y los aceites. Alvarado empieza por reseñar, con base en el Informe de la “OCDE-FAO: Perspectivas Agrícolas 2016-20”, el crecimiento sin precedente en la demanda de productos agrícolas en la última década. Crecimiento que se refiere no sólo a los cereales sino también a las oleaginosas, como lo muestran las cifras. En el período 2004-06 y 2014-16, el total consumido de cereales como trigo, maíz, arroz y otros granos gruesos se incrementó de 2 billones de toneladas a 2,50 billones. Se trata de un aumento de ¡500 millones de toneladas! Señala que este extraordinario aumento proviene, fundamentalmente, del crecimiento del PBI por habitante de China y del aumento en la producción de biocombustibles por parte de los países desarrollados. En el primer caso, la demanda china por carne exigió la importación de granos como la soja y los cereales para alimentar el ganado. Y en el segundo caso, las políticas de apoyo a la producción de combustibles de origen vegetal impulsaron la demanda de maíz, de caña de azúcar y de aceites de vegetales. De acuerdo al informe, los factores citados seguirían influyendo, en la próxima década, sobre la demanda mundial aunque, seguramente, su peso disminuiría relativamente. Sin embargo, advierte, que la demanda de aceite vegetal para consumo humano en los países en desarrollo se expandirá notablemente. En 2025, los países en desarrollo (excluyendo a África Subsahariana) consumirán casi lo mismo que los desarrollados. Qué está pasando ahora con la soja La segunda parte del análisis se centra en la situación de la producción de la soja, el cual se puede resumir en los siguientes puntos: * En el mercado local (Argentina) los precios de la oleaginosa, muestra precios superiores. * Se mantiene la fuerte demanda China, * Menores rindes observados en EE.UU., * Reducida cosecha estimada en Brasil, una proyección de menor producción en nuestro país y los pronósticos climáticos que refieren a la posibilidad de un episodio de fenómeno Niña.
Estos últimos elementos indicarían que el precio de la soja tendería a elevarse. El Impacto para Colombia Nuestro país desafortunadamente no cuenta con cifras para inferir algún impacto. Las que están actualmente en Agronet, son las mismas que presentó el Ministro Iragorri en la pasada Agroexpo para ilustrar el Plan Colombia Siembra, y correspondían a 2014. La meta gubernamental según esa exposición, es pasar de 13 mil hectáreas sembradas en 2013 a 60 mil hectáreas en el 2018, para empezar a sustituir importaciones. También dicjo el exministro que entre 2010 y 2014, Colombia produjo 88 mil 200 toneladas de soya e importó 1 un millón seiscientas mil. Eso significa, a pesar de que el país no cuente con cifras recientes, que la soya que importará sufrirá el impacto de precios que los expertos están señalando. Una nota publicada por El Colombiano informa que “El área cultivada de soya en Colombia es de 23.665 hectáreas, 2,2 veces el área urbana de Medellín que es de 10.500 hectáreas, lo que da cuenta de la poca extensión de los cultivos de esta leguminosa en el país.”. Agrega que “Paradójicamente, en los últimos tres años, las importaciones de frijol de soya crecieron 60 %, para sumar 580 mil toneladas, y las de torta de soya lo hicieron al 10 %, hasta 1,16 millones de toneladas en 2015. El 80 % de la demanda nacional se concentra en los sectores avícola y porcícola” (Lea: Colombia: con campo para sembrar soya que tanto importa) Pero además, el rendimiento físico de la producción de soya en Colombia en la mitad de lo que se logra en Argentina. País que cosechó en 2016 57,5 millones de toneladas, que adicionalmente se caracterizan por alto contenido de aceite, baja proteína y buen aspecto, color y peso de los granos. Por ese frente entonces se percibe que los colombianos tendremos que empezar a pagar unos precios más altos por los productos terminados como el aceite y a través de los productos que sirven como el alimento para animales (carne y cerdo).