La dinámica de crecimiento de las praderas no es constante durante todo el año y fluctúa de acuerdo a la variabilidad climática y ambiental. En su mantenimiento juega papel fundamental la defoliación. Iván Dario Calvache y Alexander Navas Panadero* de la Universidad de La Salle, señalan en su artículo “Uso eficiente de las praderas para optimizar la producción y calidad de forraje” (Lea: Carta Fedegán 140), que el conocer la dinámica de crecimiento de la pradera, es una forma indirecta de calcular el momento del pastoreo, en el cual se optimiza la deposición de nutrientes con relación a la disponibilidad de forraje, y se asegura, así mismo, el rebrote de la misma en la próxima cosecha, permitiendo de esta forma proyectarse en el año y en la capacidad de carga de la finca. Advierten que el desperdicio de praderas en forma de hojas muertas, es por lo tanto, el efecto que se refleja en la respuesta animal, bien sea en la producción de leche que es donde más se utiliza este tipo de criterio (dinámica de crecimiento). Gramíneas como base alimenticia Las plantas forrajeras que componen una pradera bien sea monofitica (con una sola especie) o polifitica (con varias especies en asociación) tienen la capacidad de sobrevivir y crecer bajo un sistema de defoliación permanente, el cual está basado más en la fisiología de crecimiento de la pradera que en los días de rotación de los potreros. Señalan que esta capacidad está dada por la ubicación de sus “puntos de crecimiento” que se encuentran muy cercanos al suelo y protegidas del daño directo del pastoreo animal o del corte mecánico (Balocchi, et al., 2007). De tal forma que la defoliación de las praderas (el corte con animales en pastoreo o maquina), la velocidad de defoliación y los criterios del mismo, son un componente fundamental en la sobrevivencia y permanencia de la pradera, puesto que la velocidad de crecimiento de las praderas es estacional y existen algunas épocas (periodos invernales) donde se incrementan las lluvias y la velocidad de crecimiento de la pradera se aumenta y esta necesita ser defoliada para poder asegurar su supervivencia, de lo contrario empieza a morir hojas del mismo macollo que debieron ser consumidas y afecta los puntos de crecimiento haciendo que la planta trate de salir más hacia la superficie a buscar luz y que desarrolle más tallo en su parte inferior. Lo anterior ocasiona que las praderas se empiecen a volcar porque el tallo no es capaz de sostener las hojas vivas totalmente elongadas y empieza a ver una competencia entre la misma pradera por captación de luz. *Iván Dario Calvache García, Z, MSc Producción animal. Docente investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de La Salle - icalvache@unisalle.edu.co. Alexander Navas Panadero, MVZ, MSc Agroforesteria Tropical. Docente investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de La Salle. Email: anavas@ unisalle.edu.co. Rafael Guillermo Ardila Guzmán y Laura Charry Cediel, Zootecnistas, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de La Salle.