Un kilogramo de maleza equivale a un kilogramo menos de pasto, de manera que si se hace un control de malezas, el ganadero podrá generar una mayor oferta de comida disponible para los animales y esto se verá reflejado en aumento de ganancia de carne y/o leche.

Así lo planteó Maicol Mantilla, técnico de la empresa Corteva, en una nota de La Finca de Hoy, donde indicó que tener potreros sin malezas eleva notoriamente la productividad del hato, particularmente en el Caribe donde las condiciones climáticas benefician el desarrollo de las plantas que los ganaderos no desean entre los pastos.

En el Cesar, donde se cuenta con pocas precipitaciones, esto ayuda a que las malezas tengan una mayor ganancia de espacio y le hagan una competencia fuerte a los pastos.

“Un potrero que esté sano va a tener unas ganancias de peso, en sistemas de produccion de carne, de 526 kilogramos por hectárea al año y, en leche, unos rendimientos de 3.066 litros pudiendo llegar hasta 4.600 litros”, señaló.

Las mayores afectaciones de las malezas van desde la competencia con los forrajes por espacio, nutrientes, luz y agua, hasta la consecuencia directa de los animales. Por ejemplo, el anamú es una planta tóxica que se desarrolla bajo sombrío y cuyo control es más difícil que el de otras especies. Cuando el animal consume esta planta genera malos olores en la leche y en la carne.

También en la zona de Magdalena y Cesar se tiene una planta específica que se conoce como la mindaca o bejuco mata ganado, que tiene una alta concentración de nitratos y nitritos. Cuando los animales pasan de un potrero a otro para alimentarse, si consumen un forraje con elevados niveles de nitratos, caen y mueren. (Lea en CONtexto Ganadero: 6 claves para controlar malezas en predios ganaderos)

Control efectivo

Las malezas se dividen en cuatro grandes grupos: herbáceas, leñosas, semileñosas y arbustivas por lo que controlarlas demanda conocimiento y técnica.

El control efectivo de malezas a través del uso de herbicidas ofrece una serie de beneficios significativos tanto para los ganaderos como para el bienestar de sus animales. Son múltiples los efectos que pueden evitarse por su consumo en el ganado, como debilitamiento, intoxicaciones, lesiones, abortos, reabsorciones fetales, fotosensibilización, problemas congénitos y muerte. Además, contribuye al aseguramiento de la operación y conservación de los potreros.

De acuerdo con Marta Ramírez, líder de la categoría de herbicidas de cultivos y potreros de Corteva Agriscience, en una nota del portal bmeditores.mx, “existen diversos tipos de malezas con variados principios tóxicos o características físicas, que afectan negativamente a los bovinos; sin embargo, lo más importante es saber identificarlas en campo para brindar el control adecuado y evitar que el ganado las consuma o se lastime”.

Frente a este aspecto, las malezas en los potreros pueden disminuir la producción potencial del forraje desde un 20 hasta un 85 %. “Cuando no se aplica ningún método para su control, la presencia de malezas hace que los potreros sean poco productivos, por lo que es imposible intensificar su uso. La competencia de las malezas con los pastos se convierte en un problema grave si no hay una intervención rápida y precisa, pues llevan al potrero a un deterioro progresivo y dejan al ganadero en una situación de clara desventaja, ya que el problema empeora con los años”, explicó la experta. (Lea en CONtexto ganadero: Control de malezas, clave para mantener la buena salud de las pasturas)

Según lo expuesto por Mantilla, si el potrero tiene más de 40 % de infectación de malezas se requiere una aplicación total que se hace con equipo de tractor calibrado; si el porcentaje es menor es necesario hacer aplicaciones focalizadas que se hace con equipos de espalda manuales o a motor.

Antes de realizar una aplicación es necesario introducir el ganado al potrero para que reduzca la oferta de pasto disponible y las malezas queden expuestas. Los animales no deben regresar al potrero fumigado sino hasta 30 días después.