El volumen de microorganismos que un solo gramo de suelo puede albergar es sorprendentemente grande, incluso en entornos considerados infértiles o erosionados. Sin embargo, estos microorganismos son esenciales para la productividad y sanidad vegetal de las plantas cultivadas. Actualmente, nos enfrentamos a grandes desafíos en la producción de alimentos, como la limitación de las unidades fertilizantes, el cambio climático y la pérdida de calidad del suelo y el agua, lo que aumenta la necesidad de conservar y mejorar la calidad del suelo.
De acuerdo con el portal agromatica.es, un suelo vivo en microbiología proporciona enormes beneficios a coste prácticamente cero, como incrementos productivos superiores al 20% en promedio, una mayor resistencia a los cambios ambientales, una reducción de enfermedades de las plantas, y una mayor capacidad de adaptación a los cambios que favorecen el estrés. Además, un suelo vivo contribuye al ciclo del carbono y nitrógeno, aumenta la reserva energética de la planta, y produce sustancias reservas, antibióticos naturales y componentes bioactivos que evitan la proliferación de plagas y enfermedades.
En general, un suelo vivo rico en microbiología es esencial para una producción agronómica óptima y sostenible, y podemos utilizar la tecnología disponible para ayudar a un correcto equilibrio de la rizosfera y contribuir al desarrollo de cultivos saludables y productivos en simbiosis con el medio ambiente. A continuación un listado de beneficios de tener un suelo en buen estado:
· Reducir la presencia y actividad de enfermedades de las plantas, consiguiendo el perfecto equilibrio rizosférico.
· Mayor aprovechamiento de los fertilizantes aplicados e incremento de la mineralización de la materia orgánica.
· Mayor resistencia a cambios bruscos de temperatura, humedad, oxígeno y pH del suelo.
· Contribuir al ciclo del carbono y nitrógeno.
· Mayor reserva energética para aumentar la circulación de fotoasimilados de la planta a los frutos.
· Producción continua de sustancias reservas, antibióticos naturales y componentes bioactivos que evitan la proliferación de plagas y enfermedades.
· Realizar simbiosis positivas en la solubilización de nutrientes, enraizamiento y la reducción de condicionantes negativos para los cultivos (pH, oxígeno, sales y otros contaminantes).
· Disposición equilibrada de nitrógeno a la raíz de manera continua y mayor solubilización de fósforo y potasio bloqueado en el suelo.
Técnicas para aumentar la concentración y biodiversidad de microorganismos en un suelo
Las labores tradicionales de mantenimiento del suelo son perfectamente compatibles con las tecnologías de vanguardia que podemos encontrar hoy en día (sustancias prebióticas y modelos microbianos). Con base en esto existen una serie de recomendaciones que permiten ayudar a mantener y cuidar el suelo para los cultivos, consiguiendo una rizosfera viva y estable en el tiempo.
· Conservar un nivel alto de materia orgánica en el suelo, intentando alcanzar un mínimo de 2%.
· Evitar los suelos desnudos y sin hierba que favorecen la erosión y producen cambios bruscos en el medio.
· Reducir el uso de programas agresivos de desinfección en base a productos fungicidas o abusar de soluciones de cobre.
· Gestionar un programa de fertilización eficiente y sostenible, evitando el abuso de los fertilizantes.
· Buscar programas de gestión e introducción de variedades de microorganismos que se adapten al medio y permitan equilibrar el suelo (Modelo Integral Microbiano).
· Siempre que se pueda, planificar una buena rotación de cultivos para atraer una vida microbiana heterogénea.