La marchitez por Fusarium oxysporum raza 4 tropical (Foc R4T), un hongo devastador que ataca al 80 % de los bananos cultivados en el mundo debido a su resistencia a los químicos, obliga a la erradicación de los cultivos afectados, pues no existen métodos de control.
Con una producción anual cercana a los 106 millones de toneladas, el bananero es uno de los sectores económicos más importantes del PIB colombiano, por lo que las alarmas sanitarias se han encendido ante la inminente presencia de este hongo en territorio nacional, concretamente en La Guajira. (Lea: Alerta temprana por sospecha de la enfermedad de banano en La Guajira)
La profesora Liliana María Hoyos, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, afirma que Foc R4T ha infestado plantaciones de banano en Asia sudoriental y Pakistán, lo que indica que es una preocupación creciente para la industria, ya que coloniza, infecta y destruye las plantas de banano Cavendish.
“El comportamiento epidemiológico puede ser impredecible en el país. Lo que sabe es que, si se cuenta con un hospedero susceptible, un patógeno virulento y unas condiciones ambientales favorables a la enfermedad, existe un alto riesgo de que el hongo afecte las plantaciones. En Colombia el calor y la humedad favorecen la enfermedad”, señala la docente.
Como el hongo permanece en el suelo se puede propagar fácilmente por el movimiento de material de siembra a largas o cortas distancias; por la tierra que se adhiere al calzado de las personas; por herramientas y vehículos que entran a los cultivos y a través del agua de escorrentía o de riego que arrastra el hongo de un sitio a otro. (Lea: Lanzan plan para prevenir ingreso de devastadora enfermedad del banano)
Un viaje a través de la planta
La plantación está infectada cuando el hongo ha penetrado las raíces y viaja por el tejido vegetal hasta llegar al tallo subterráneo, conocido como rizoma: “al entrar, los vasos vasculares se taponan quedando la planta en la parte superior sin comida, al punto de podrir o marchitar las hojas, por la degradación de unas enzimas”, explica la docente Hoyos.
Con la muerte de la planta, el hongo se retira del tejido vegetal y ocupa otros tejidos, hasta que finalmente forma las clamidosporas que regresan al suelo y pueden sobrevivir por más de 30 años.
Las consecuencias de la actividad de este patógeno dentro de la planta se pueden evidenciar en el marchitamiento y amarillamiento de las hojas adultas, el cual avanza de la margen hacia la nervadura central. (Lea: Corpoica ratifica su compromiso de investigación frente al picudo negro)
La profesora explica que “las hojas afectadas se doblan por la base de la nervadura central y quedan colgadas en la planta formando un “enruanamiento”, mientras que internamente se observa un enrojecimiento del sistema vascular de la planta que se alcanza a observar en el pseudotallo”.
Se sabe que la difusión de la enfermedad es lenta, aunque se puede acelerar si el agua de riego ayuda en la dispersión de las esporas. La tasa de difusión depende de varios factores, entre ellos el pH del suelo, el tipo de drenaje y las condiciones del suelo.
Cuando la enfermedad ya está presente no se puede controlar por prácticas de cultivo tradicionales ni químicas. Según la docente, los métodos disponibles para contener la enfermedad no son totalmente eficientes y las alternativas se encuentran todavía en una etapa de evaluación. (Lea: Programa mundial busca frenar grave enfermedad que ataca a los bananos)
Posibles causas de su aparición
Sobre la posible relación de la presencia de este hongo en al menos 150 hectáreas de La Guajira, y el movimiento migratorio proveniente de Venezuela, la profesora indica que es un riesgo afirmar esto, debido a que hasta el momento no se conoce de su existencia en ese país, “Colombia es el primero en Latinoamérica que lo confirma”.
En ese sentido, para ella es claro que “se deben evaluar todos los posibles factores ya que, por ejemplo, en Colombia también hay otros movimientos migratorios que cruzan la zona del Darién para llegar a Centroamérica y Estados Unidos, un desplazamiento que posibilita el traslado de esta enfermedad a través de estas personas”.
Agrega que “aún se está a tiempo de tomar medidas fitosanitarias y de bioseguridad para controlar su propagación. El conocimiento es un arma muy poderosa para que las personas sepan que si van a sitios donde posiblemente está la enfermedad, tengan cuidado de limpiarse los zapatos y cambiarse la ropa, entre otras medidas preventivas”. (Lea: Protegen plátano y banano del país del marchitamiento por Fusarium R4T)
En relación con la actuación de entidades encargadas del control sanitario, el profesor Alejandro Cleves Leguízamo, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, doctor en Agroecología de la Universidad Nacional, afirmó recientemente en UN Periódico que los recursos públicos destinados al sector agrícola son muy limitados, lo cual está desbordando la capacidad de respuesta por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Algo similar están denunciando los platanicultores del país y lo hicieron hace unos meses los citricultores del Caribe colombiano con respecto al deficiente manejo de la plaga conocida como dragón amarillo.
Lo anterior sería uno de los posibles factores para que las hectáreas afectadas en cuatro predios de La Guajira se encuentren en cuarentena desde el pasado 17 de junio.
Fuente: Agencia de Noticias UN.