Reemplazar ciertos antibióticos que se usan en la industria avícola, por aceite esencial de orégano (Lippia origanoides) y ciertos probióticos como Bacillus subtilis, da mejores resultados en la ganancia de peso y salud del tracto gastrointestinal de las aves, además de garantizar la salud del consumidor.
A esa conclusión llegó el zootecnista Carlos Abel Maya Ortega, estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional sede Medellín después de una investigación que incluyó análisis de laboratorio enfocados en el tracto intestinal de los pollos. (Lea: Almidón resistente de la papa ayuda en el engorde de pollos)
“El uso de antibióticos también es un problema para la salud humana, pues las bacterias tienen la capacidad de adaptarse a los antibióticos. En los últimos años han surgido bacterias resistentes a los antibióticos que ponen en jaque la salud pública. Por eso quisimos experimentar alternativas biológicamente seguras y que dieran un óptimo rendimiento productivo”, detalla.
El investigador se concentró en el tracto intestinal pues explica que “la inflamación de esta parte del sistema digestivo es una señal típica de respuesta del organismo cuando está expuesto a agentes patógenos. El tracto gastrointestinal tiene comunidades autóctonas de bacterias que cuando se ven alteradas por el uso de antibióticos u otros factores –como la dieta y las condiciones sanitarias– reaccionan generando una inflamación en el epitelio, lo que a su vez se traduce en un mayor gasto energético y una menor tasa de crecimiento de los animales”.
Para su estudio revisó experiencias de otros países y confirmó que los aceites esenciales derivados de plantas tienen un alto contenido de fenoles, compuestos que ayudan a regular la microbiota intestinal. Además identificó casos exitosos del uso de probióticos, que son bacterias vivas que también evitan la inflamación del intestino. (Lea: Así se gestiona correctamente una granja avícola)
Alternativa segura
Con esos datos decidió poner a prueba la efectividad del aceite de orégano y de los probióticos con respecto a los antibióticos convencionales. Los resultados fueron satisfactorios: “de forma separada, los aceites y probióticos tienen un efecto igual o mayor al de los antibióticos, desde el punto de vista productivo y desde la morfología del intestino; entonces son una alternativa segura”.
Aclaró además que las dosis de cada sustancia dependerán de factores como el nivel de bioseguridad de las granjas, la dieta que lleven y la calidad de las materias primas que se usan en las mismas.
El uso de antibióticos ya fue prohibido en las granjas avícolas de la Unión Europea, pero en Colombia la regulación aún no ha avanzado en ese sentido. Según el zootecnista Maya, retirar los antibióticos seguirá siendo un problema si no se mejoran los estándares de bioseguridad en las granjas. (Lea: Ahuyama reduciría uso de químicos en pollos de engorde)
El cambio de antibióticos por sustancias más seguras tiene un impacto amplio, si se tiene en cuenta que el pollo es la proteína más consumida en el mundo. Solo en Colombia se estima que el promedio anual está en 35 kilos y 300 huevos per cápita, y que la Organización Mundial de la Salud ya lanzó alertas que indican que cada vez hay menos antibióticos efectivos, pues su uso intensivo ha derivado en la mutación de bacterias resistentes.
El investigador confirmó que sus estudios no finalizan aquí y que aún faltan algunos más específicos sobre el microbioma de las aves de corral que permitan entender la relación entre los microorganismos y el desarrollo del sistema gastrointestinal.
Fuente: Agencia de Noticias UN.