Ante la transición climática que vive el mundo hacia el fenómeno de La Niña, después de haber enfrentado un fenómeno de El Niño fuerte, los agricultores deberán implementar prácticas para proteger sus cultivos.
De acuerdo con las predicciones de diferentes modelos climáticos del mundo y a las desarrolladas por el grupo de Agroclimatología de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), con la probable llegada de La Niña en este segundo semestre del 2024, se daría un aumento repentino en las precipitaciones en la mayor parte del territorio nacional, especialmente en las regiones del norte, centro y occidente del país, mientras que en las regiones del sur y oriente, se estiman reducciones de los volúmenes promedio de las lluvias. En general, la intensidad de La Niña podría ser ligera.
Es fundamental que los agricultores y las autoridades redoblen sus esfuerzos en la implementación de estrategias de agricultura climáticamente inteligente, que incorporan la información de pronósticos y predicciones relacionadas con el clima, para la adopción de mejores prácticas de manejo de los cultivos agroalimentarios y de la oferta hídrica disponible, así como de técnicas de conservación agronómica.
La agricultura climáticamente inteligente para enfrentar La Niña
Según el gerente general de Fenalce, Henry Vanegas Angarita, la agricultura climáticamente inteligente es una herramienta para enfrentar de mejor forma los desafíos de La Niña en cultivos como fríjol, maíz y soya, entre otros, así como para el fortalecimiento de prácticas de manejo del agua, mejoramiento genético y control integrado de plagas y enfermedades. (Lea en CONtexto ganadero: Frente a fenómeno de La Niña, gobierno subsidia seguro agropecuario)
El exceso de lluvias que trae el fenómeno de La Niña puede afectar desde la siembra hasta el almacenamiento de los granos, genera riesgos de encharcamientos, erosión del suelo y enfermedades de las plantas, por lo cual se requiere de una planificación adecuada para el manejo de los cultivos, según la fase en la que se encuentren.
Recomendaciones
Ante esta situación el gremio ha dado algunas recomendaciones a los productores para tratar de mitigar los efectos del clima.
Manejo del suelo: el reconocimiento de la aptitud del suelo es el punto de partida para la adopción de un proceso de adaptación y mitigación en las siembras de cereales, leguminosas o soya que se tengan contempladas.
Material genético: es clave la selección de semillas tolerantes al exceso de agua y resistentes a enfermedades de raíz, foliares y del grano. (Lea en CONtexto ganadero: Colombia se alista para la llegada de La Niña)
Manejo integrado de plagas y enfermedades: ante el aumento de las precipitaciones, la aplicación oportuna de fungicidas y otros productos de protección de cultivos, así como el monitoreo sanitario y periódico de los cultivos, permite detectar y manejar las enfermedades de las plantas de forma efectiva.
Prácticas de manejo de agua: la instalación de sistemas de drenaje dentro y fuera del cultivo y la nivelación del terreno ayudan a reducir los efectos del exceso de lluvias. El uso de equipos de bombeo para sacar agua es de gran utilidad cuando se presentan encharcamientos, especialmente para cultivos de maíz y de frijol, los cuales son muy sensibles al exceso de agua.
Secado y almacenamiento del grano: se requiere infraestructura adecuada en estos procesos, para que el grano pueda comercializarse en condiciones de calidad.
Impacto del exceso de humedad
En maíz: afecta la salud de las plantas, dando paso a la proliferación de hongos. Puede haber ahogamiento de las raíces, lo que reduce la capacidad de absorción de nutrientes, provocando un crecimiento deficiente de las plantas y la disminución en la producción de mazorcas. (Lea en CONtexto ganadero: El Niño hasta marzo y La Niña a mitad de año ¿Qué acciones tomar?)
En frijol: los encharcamientos reducen la disponibilidad de oxígeno en las raíces de la planta, haciéndola más propensa al desarrollo de enfermedades como la pudrición de la raíz. Ocasionan dificultad en la germinación de las semillas y favorecen el crecimiento de malezas.
En soya: en la etapa de floración y la formación de vainas, puede ocasionar reducción en la cantidad de granos por planta y pérdidas de rendimiento.