De acuerdo con un estudio realizado por la Uaesp, el 58 % de los alimentos que compran los bogotanos terminan en la basura. Una de las claves para preservarlos es organizarlos de forma correcta, tanto en la nevera, como en la alacena.
¿Alguna vez se ha preguntado cuánta comida se bota a la basura? Según el ‘Estudio de caracterización de residuos sólidos’, realizado por la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, Uaesp, el 58 % de los alimentos que los bogotanos compran para su abastecimiento diario terminan en la caneca de la basura. Eso equivale a 1.341 toneladas. En otras palabras $45 mil 365 millones se desperdician.
¿Sabe por qué pasa eso? De acuerdo con la directora de la Uaesp, Lucía del Pilar Bohórquez, “el estudio evidencia que no hay un consumo responsable y que la población debe aprender a comprar y también a reciclar”. Otra de las razones es porque los alimentos que se adquieren no se guardan de una manera adecuada.
El estudio también indica que “en neveras y alacenas lo que más se pierde son los productos no preparados (51,30 %), como frutas, verduras, hortalizas, granos y hasta carnes. A estos les siguen los alimentos cocinados no consumidos que se arrojan a la basura (7,53 %)”. (Lea: Los precios de los alimentos vuelven a subir, dice Banco Mundial)
Por eso, el secreto está en la organización de espacios, mantener una temperatura ideal, el manejo de olores y la frescura de los alimentos, tanto en la nevera, como en la alacena de cada hogar.
Recomendaciones para una correcta organización
Teniendo en cuenta lo anterior, la Uaesp recomienda que los alimentos sean guardados del más grande al más pequeño, de tal manera que estos sean de fácil acceso y visibilidad, evitando que se dañen por olvido. La forma en la que está diseñado el interior de la nevera puede optimizar el almacenamiento.
A eso también se suma la frescura que deben tener los distintos productos, por ello el grado de humedad juega un papel importante en el caso de las frutas y las verduras, esenciales en una dieta balanceada y que no deben faltar en una nevera.
Ligada a la frescura, está la temperatura, ya que dependiendo de la misma se da el consumo y la conservación de alimentos. Si va a tomar una bebida, esta debe encontrarse fría, no congelada; en el caso de los helados si bien deben estar compactos, no deben resultar imposibles de comer. Por lo tanto, hay que contar con una nevera que permita personalizar los niveles de temperatura, así se conservarán los alimentos de acuerdo a lo que se ha comprado. (Lea: El Niño ya genera escasez de alimentos en el Caribe)
Otra de las razones por las cuales los alimentos van a parar a la caneca de la basura es por el material de la nevera, ya que al presentarse accidentes dentro de la misma los paneles se pueden romper. Por eso, se recomienda que los materiales de los cuales está hecha sean resistentes: plástico o vidrio reforzado son un par de buenas opciones.
El olor de los alimentos es importante. Aunque muchos se desechan por este tema, es importante validar si se trata de productos que realmente se dañaron y por ende perdieron sus propiedades, o si solo se mezclo con otros olores alterando el original, lo que hace que aún sea apto para el consumo.
Por último, los especialistas recomiendan calcular adecuadamente la cantidad de alimentos que se va a consumir, adquirir productos de buena calidad, no escogerlos tan maduros, guardar en la nevera los que se consuman 3 o 4 días después y evitar guardar la comida en bolsas plásticas, ya que se dañan más rápido.