Una nueva investigación de la Universidad de Pensilvania en EE.UU. plantea que los virus y hongos que siempre han sido vistos como una amenaza para el sector agrícola podrían aportar al fortalecimiento de cultivos y a la optimización de espacio en grandes superficies rurales.
No es un secreto que la mayoría de los productores agropecuarios del planeta consideran a los virus y hongos como amenazas latentes y potenciales para un cultivo. Una idea que podría cambiar radicalmente gracias a un estudio llevado a cabo por especialistas en virología de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos).
Según el documento, los microorganismos que hacen parte de los virus y hongos podrían ayudar a las plantas silvestres a adaptarse a condiciones extremas. Marilyn Roossinck, profesora de fitopatología, microbiología ambiental y biología, explica que descubrir la forma en la que los microorganismos colaboran para mejorar la fortaleza de las plantas es clave para la agricultura sustentable. (Lea: Desarrollan nuevo fertilizante para mejorar la producción agrícola)
“La cantidad de tierras disponibles para la agricultura está disminuyendo debido al crecimiento de las ciudades, además de que el cambio climático está afectando nuestra capacidad de cultivar suficientes alimentos. Por lo cual, el crecimiento de la población hace que esta investigación cobre suma importancia,” señala Roossinck.
Roossinck dijo que ella y sus colegas encontraron un ejemplo de colaboración entre las plantas y los virus que confiere tolerancia a la sequía a muchos cultivos diferentes. Para esto, los investigadores probaron cuatro virus en varias plantas, incluyendo cultivos como arroz, tomate, calabaza y remolacha; encontrando que los virus aumentaban la capacidad de las plantas de tolerar la sequía. En ciertos casos, la virosis también proporcionó tolerancia al frío.
Una maleza común conocida como Cenizo (Chenopodium album) también se infectó con un virus que ocasionó una infección local. La infección alcanzó un nivel suficiente para reforzar la tolerancia de la planta a la sequía; lo cual puede significar que el virus no se replica de manera activa en las células cuando se presenta la resistencia a la sequía, según comenta Roossinck.
A su vez, durante otra labor de campo los investigadores notaron que las plantas perdían tolerancia al calor cuando faltaba el virus. Cuando los investigadores curaron al hongo de la virosis, la planta fue incapaz de soportar el calor. Al reintroducir el virus, la planta recuperó la tolerancia al calor. “Definitivamente se requiere un virus para generar tolerancia térmica,” dice Roossinck. (Reportaje: Forraje y pastoreo, conceptos ligados a una mejor producción ganadera)
Este estudio fue presentado el pasado mes de octubre en durante un simposio agropecuario llevado a cabo en Boston y desde entonces el grupo de investigación se ha enfocado en comprender cómo los virus ayudan a las plantas a soportar condiciones extremas, Roossinck explica que la investigación en el futuro podría ayudar a la industria agrícola a desarrollar de manera natural plantas más resistentes, en lugar de tener que depender de soluciones químicas que amenazan al medio ambiente.
“La cuestión es si podremos restaurar el nivel natural de microorganismos en las plantas y cultivarlas de mejor manera para que toleren los distintos tipos de estrés ambiental como el calor y la sequía, así como los ataques de patógenos” añade la investigadora.
Suelo agrícola con mejor rendimiento
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, UPM, han preparado y caracterizado un nuevo material, que hace parte de los llamados ‘biochars’, para incrementar la calidad y resistencia de las tierras dedicadas al agro.
Los ensayos con este componente que hace parte de los denominados ‘biochars’, ya cumplen más de seis meses y han sido arrojado, según los investigadores, conclusiones prometedoras e interesantes. "Los resultados obtenidos hasta el momento muestran cómo la adición de este tipo de ‘biochar’ al suelo mejora, por ejemplo, su capacidad de retención de humedad, pH o actividad biológica”, acotan los líderes de la investigación en España. (Lea: Desarrollan componente para mejorar rendimiento de suelos agrícolas)
Otros efectos positivos que los científicos ibéricos han encontrado en esta nueva clase de ‘biochar’ son, por un lado, la fijación de carbono en el suelo, la cual permite que la degradación del mismo sea inferior a lo que los agricultores conocen. De esta manera, la producción agrícola podrá contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.