La agricultura regenerativa reúne y concilia dos de los desafíos cruciales que enfrenta el mundo: el de producir alimentos adecuados y nutritivos, por un lado, y el de restaurar ecosistemas deteriorados por la actividad humana.
Se trata de una forma de producir que, a través de buenas prácticas, puede cumplir su misión de alimentar a la creciente población mundial al tiempo que no deteriora los suelos y, por el contrario, contribuye a su salud y a su recuperación. (Blog: Ganadería regenerativa, una alternativa para aumentar la producción de alimentos)
El laureado científico Rattan Lal advirtió que la humanidad no tiene otro camino que transformar su agricultura en este sentido, durante la conferencia sobre el potencial y los desafíos de la agricultura regenerativa, en la que fue escuchado por productores de todos los países de América Latina y el Caribe, quien luego le hicieron preguntas sobre las vías hacia la sustentabilidad.
El evento, organizado por la productora de alimentos y bebidas Pepsico y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), reunió virtualmente más de 200 personas, muchas de ellas proveedoras de la compañía en América Latina y el Caribe.
Lal es la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo. Profesor de la Universidad Estatal de Ohio, ha sido distinguido con el Premio Mundial de la Alimentación 2020 y es también Embajador de Buena Voluntad del IICA. (Blog: La ganadería regenerativa se abre paso en el mundo comercial y académico)
“Hoy se escuchan cuestionamientos a la agricultura. Pero no podemos dejarla de lado porque es esencial para la nutrición de la humanidad y la necesitamos. La agricultura tiene que ser una solución; de ninguna manera puede ser un problema”, dijo Lal, quien, como parte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), fue uno de los co-laureados con el Premio Nobel de la Paz en 2007.
La conferencia fue presentada por Arturo Durán, director senior de Agricultura para América Latina de Pepsico, y Federico Villarreal, director de Cooperación Técnica del IICA.
Durán hizo énfasis en la necesidad de trabajar en conjunto con los productores de la región en la implementación de la agenda de sustentabilidad agrícola. Destacó, en ese sentido, la importancia de poner en marcha los principios de la agricultura regenerativa. (Lea: Chile avanza hacia una agricultura regenerativa)
“La agricultura regenerativa hace mucha falta a nuestros campos. En los distintos países de América Latina hemos podido comprobar la degradación de los suelos. Tenemos que asumir un fuerte compromiso de regresarles vida”, afirmó Durán.
Villarreal destacó la iniciativa “Suelos Vivos de las Américas”, lanzada en conjunto por el profesor Lal y el IICA en diciembre, con el objetivo de articular esfuerzos públicos y privados en el combate a la degradación de los suelos, fenómeno que amenaza socavar la capacidad de los países de satisfacer de manera sostenible la demanda de alimentos.
Los principios fundamentales de la agricultura regenerativa, según explicó Lal, son los relacionados con la conservación de los recursos e incluyen la siembra directa, la reutilización de los residuos de las cosechas como abono natural, el empleo de cultivos de coberturas, el manejo integrado de nutrientes y de plagas, la rotación de cultivos y la integración de la agricultura con los bosques y la ganadería. (Blog: El cambio climático no es la principal razón de la ganadería regenerativa)
El científico explicó que para llevar a la práctica estos principios resulta fundamental dejar de lado una agricultura que ha estado basada en la utilización de los combustibles fósiles, a través de fertilizantes y pesticidas o de su empleo como fuente de energía para la labranza de los campos o para riego.
“La dependencia de los combustibles fósiles –advirtió– tiene una gran variedad de impactos ambientales negativos que no pueden ser ignorados, como la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, el gran consumo de agua y su contaminación, la acidificación de los océanos y la polución del aire”.
Por eso, la transformación que propone Lal es en dirección a una agricultura inspirada por la innovación ecológica, movida por fuentes de energía carbono-neutrales, respaldada por una economía circular y una infraestructura verde, y apoyada en la recarbonización de la biósfera terrestre, como fundamento del desarrollo sustentable. (Blog: Ganadería regenerativa, su restauración y gestión del suelo)
El profesor sostuvo que hoy en el mundo una persona de cada once pasa hambre y entre dos y tres de cada siete están malnutridas y que esa dramática realidad ha sido exacerbada por la pandemia, que ha impactado en las cadenas de suministro de alimentos.
En ese sentido, llamó a hacer una nueva Revolución Verde, basada en la salud del suelo, que es una entidad biológicamente activa, de la que depende no sólo la seguridad alimentaria y nutricional de la humanidad, sino también la calidad del aire, la purificación del agua, el secuestro de carbono y la conservación de la biodiversidad.
“Cuando el suelo es pobre, la gente es pobre”, advirtió Lal, quien explicó que la producción agropecuaria debe aplicar lo que llamó la ley del retorno: “devuelve todo lo que saques del suelo y ocúpate con sabiduría de cualquier cosa que hayas cambiado. Intenta predecir lo va a suceder mañana. Produce más con menos”. (Blog: La ganadería regenerativa se suma a la contracultura agropecuaria)
Justamente la cuestión de la eficiencia en el manejo de los recursos para producir alimentos fue uno de los puntos en los más énfasis hizo Lal, quien aseguró que la humanidad tiene los conocimientos para producir lo mismo con menos recursos y llamó a pasar a la acción, a través de un aumento de la productividad gracias a la recuperación de suelos degradados.
“Globalmente, hoy existen unos 5.000 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura. ¿Necesitamos tanta tierra? Yo creo que no; es demasiado. Si la manejamos bien, podemos devolver algo de la tierra a la naturaleza”, dijo Lal.
En ese sentido –agregó– la clave es no olvidarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos: “Todas las civilizaciones de la antigüedad han dado una extraordinaria importancia a los suelos. La tierra es parte de nuestra cultura. Un suelo saludable es aquel capaz de producir servicios ecosistémicos que son esenciales para la supervivencia de la naturaleza. Y los humanos pertenecemos a la naturaleza. Es tiempo de volver a nuestras raíces”. (Lea: ¿Sabe de qué se trata el concepto de ganadería regenerativa?)
“Hay un vínculo muy fuerte entre el suelo y la salud humana. Si el suelo se degrada todo se degrada: las plantas, los animales, la salud humana y el ambiente. El suelo y la vida están conectados. Van juntos. El suelo es esencial para la vida en el planeta. No hay suelo sin vida y no hay suelo sin vida”, finalizó Rattan Lal.