Mediante una iniciativa que lidera la Universidad Nacional, sede Palmira, lo que se busca es no solo conservar las variedades sino generar que la comunidad tenga un apoderamiento sobre el patrimonio genético que le ofrece el producto.
En 2008 el Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales, Girfin, de la Universidad Nacional en Palmira, trajo desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, Cimmyt, de México, 23 razas de maíz criollo, con el fin de multiplicar las semillas, evitar su desaparición y buscar el apoderamiento del producto por parte de los habitantes de la región.
De acuerdo con Creucí María Caetano, investigadora del Girfin, este proceso de conservación de maíces criollos se ha llevado a cabo en otras regiones, pero en especial en el corregimiento de Tenerife, donde se inició un proceso participativo con los productores, “era sumamente importante que hiciéramos también el trabajo de multiplicación de dichas semillas con la comunidad”. (Lea: El maíz en Vichada tiene un propósito ganadero)
Para el grupo, otro de los objetivos que se pretende lograr con esta conservación es que las variedades puedan ser comercializadas en diferentes puntos de distribución como plazas de mercado, supermercados, entre otros.
“El empoderamiento de las comunidades sobre su patrimonio genético es vital, específicamente con estas variedades autóctonas que son el resultado de miles de años de la actividad del hombre”, agregó Caetano.
Fenalce resaltó el trabajo de la academia
Para Henry Vanegas Angarita, presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, el hecho de que la Universidad Nacional esté liderando este tipo de iniciativas, es símbolo del compromiso que la academia tiene con el campo colombiano.
“Es un trabajo interesante porque mantienen la diversidad biológica y genética en esas colecciones, además miran qué tanto de esa biodiversidad todavía tiene usos tradicionales en las comunidades. Además, porque con este proceso se caracterizan las diferentes colectas que hay para el banco de germoplasma y también la adaptación y uso”, indicó el dirigente gremial. (Lea: Rendimiento de maíz americano, el segundo más alto de la historia)
De igual forma, Vanegas indicó que la Federación también viene desarrollando sus propias investigaciones, con el fin de tener un impacto económico y cualitativo tanto para los productores, como para la cadena comercializadora y consumidora.
“Para el caso de Fenalce es un programa de mejoramiento comercial, donde se buscan materiales más rendidores, es decir, una respuesta genética a los factores limitantes de la productividad, como el cambio climático, entonces para mejorar este aspecto una de las ramas es a través el mejoramiento genético”, explicó Vanegas Angarita.
El presidente del gremio también dijo que en el país no se invierte en investigación y que el resultado de ello es la baja producción que hay de maíz en el país. “Hoy estamos con una producción de 5.6 toneladas, cuando podríamos estar en 11, por eso es importante el desarrollo investigativo y las iniciativas que la academia tiene”.
El gremio prevé que para el mes de agosto se dé a conocer una nueva variedad de maíz, capaz de generar mayores rendimientos. (Lea: “El Maíz sigue siendo opción para la seguridad alimentaria”, Fenalce)