La ganadería sostenible va más allá de la siembra de sistemas silvopastoriles, se debe complementar con adecuados manejos y fertilización estratégica, con la utilización de abonos orgánicos, tanto para las praderas como para los arreglos forestales.
Así lo planteó Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, en un capítulo del Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), en donde señaló que la producción y uso de abonos orgánicos en la ganadería bovina, es una práctica fundamental para mejorar la sostenibilidad y la productividad de la producción ganadera.
Un buen ganadero es siempre primero un buen agricultor en la producción de pastos y forrajes, así como en los sistemas silvopastoriles donde es indispensable un adecuado manejo de los suelos y de la fertillidad y es ahí donde el uso de abonos orgánicos se hace cada vez más necesario.
Por el incremento en los precios de los fertilizantes químicos, su impacto en el medio ambiente y las bondades del uso de los abonos orgánicos, el cambio de tecnología de la producción forrajera se hace cada vez más necesario.
Los abonos orgánicos se producen a partir de materiales naturales que se descomponen y se convierten en nutrientes para las praderas, permitiendo una mayor producción de comida que los ganados traducirán en más leche y más carne. (Lea en CONtexto ganadero: Ventajas y clasificación de los abonos orgánicos)
Su uso mejora la estructura del suelo, incrementa su capacidad de retención de agua, aumenta la fertilidad y fomenta la actividad microbiana en el suelo, además ayuda a la captura de carbono y son una forma excelente de reciclar residuos de la finca.
La forma más básica del uso del estiércol es el paso de una rastra de llantas que esparza el estiércol en el potrero inmediatamente se desocupa, esto permitirá una mejor uniformidad y rapidez en la absorción al suelo y evitará que se generen sitios de alta y baja producción forrajera, haciendo la pradera más uniforme y productiva.
Elaboración del compost
Si se quiere mejorar el uso del estiércol se puede realizar un compostaje, recolectando los materiales orgánicos disponibles en la finca. Para ello se utiliza estiércol de los animales, restos de cosechas, hojas y restos de alimentos. Es importante evitar materiales que contengan productos químicos o contaminantes.
Los materiales deben ser bien mezclados en una proporción equilibrada de carbono y nitrógeno. Una buena regla es usar dos partes de materiales marrones ricos en carbono por una de materiales verdes ricos en nitrógeno.
El proceso de descomposición de los desechos sólidos o de vegetales es más rápido si se parte en partículas más pequeñas lo que ayudará, de paso, a tener mejor homogeneidad del compost. Este proceso se realiza apilando el material en camas para su manipulación, en un sitio de fácil acceso, aireado y con buen drenaje para evitar olores desagradables y proliferación de moscas. (Lea en CONtexto ganadero: Qué elementos son determinantes para evaluar la calidad de los abonos orgánicos)
Durante el periodo de compostaje es necesario voltear el material frecuentemente para airearlo y permitir el crecimiento de las bacterias aerobias que ayudan en el proceso.
Cómo tener un compostaje de calidad
El compostaje de materia orgánica es un proceso que requiere de tiempo, temperatura y humedad y el cuidado que se tenga en estos tres factores es lo que hará que se tenga una mejor calidad de producto final.
Temperatura. El compostaje tiene tres fases térmicas, la primera es la mesófila que aumenta su temperatura a 30 o 40 grados centígrados permitiendo el crecimiento bacteriano e inicia la descomposición de los materiales orgánicos.
La segunda es la termófila que es la más activa y crucial para el compostaje, donde el crecimiento bacteriano sube la temperatura y permite la acción de las bacterias termófilas que trabajan a altas temperaturas descomponiendo la materia orgánica más compleja. Aquí se debe mantener la temperatura idealmente entre 55 y 65 grados centígrados, que permite adicionalmente eliminar patógenos y semillas de malezas no deseadas.
La tercera es la fase de enfriamiento y maduración, donde nuevamente las bacterias mesófilas toman protagonismo y finalizan la descomposición de los materiales.
Posteriormente se termina de enfriar hasta la temperatura ambiente para su utilización. (Lea en CONtexto ganadero: Los 7 beneficios de utilizar abonos orgánicos en los cultivos)
El uso de un termómetro sencillo permite realizar adecuadamente el seguimiento de la temperatura, si supera los 70 grados centígrado se debe voltear la pila para reducir el calor y evitar la muerte de bacterias beneficiosas y, si la temperatura es demasiado baja se debe agregar más materiales ricos en nitrógeno como restos de cocina verdes y voltear la pila para aumentar la actividad microbiana.
Humedad. La humedad ideal para el compostaje está entre 40 y 60 %. Demasiada humedad puede causar la compactación de la pila y crear condiciones anaeróbicas o sin oxígeno lo que demora la descomposición y puede generar malos olores, y muy poca humedad puede deshidratar a los microorganismos y detener el proceso de descomposición.
Realice una prueba de apretón, tome un puñado de compost y apriételo, si salen unas pocas gotas de agua, la humedad es adecuada, si está demasiado seco riegue la pila ligeramente y mezcle bien, pero si está demasiado húmedo agregue materiales secos como hojas secas y paja y mezcle bien.
Manteniendo estas condiciones óptimas de temperatura y humedad se puede asegurar que el compost se descomponga de manera eficiente y produzca un abono orgánico de alta calidad.