La Hacienda Retes, un establecimiento dedicado a la producción de leche y carne de res y de cordero en Costa Rica, es un buen ejemplo de cómo es posible adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes, propiciar al mismo tiempo la conservación de los recursos naturales. y ser competitivos. La situación inicial de esta finca no es diferente a la de muchas de nuestras fincas ganaderas, como tampoco el reto de adaptarse al cambio climático. Durante la última década ha sido abatida por este fenómeno, con una tendencia a la disminución de las precipitaciones que ha complicado la calendarización de las actividades agropecuarias. El promedio histórico de precipitación anual en la zona es de 2 600 mm; sin embargo, en los últimos siete años se ha registrado una media de 754 mm, lo que significa un déficit del 71 % en relación con el promedio histórico, aspecto que ha tenido un impacto significativo en los recursos hídricos de la finca. La disminución de las precipitaciones, aunada a la presencia de suelos arenosos, ha hecho del agua un factor limitante de la producción en esta región. Para hacer frente a esta situación, en la Hacienda Retes se implementó una serie de prácticas, dirigidas a que las actividades continuaran siendo competentes y se adaptaran a las condiciones climáticas cambiantes, pero que al mismo tiempo propiciaran la conservación de los recursos naturales. Para superar estos retos se aplicó la estrategia de la intensificación sostenible. Cómo adaptarse a las nuevas condiciones climáticas Las siguientes son las prácticas más relevantes que le han permitido a la Hacienda Retes adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y disminuir los riesgos asociados al clima: 1-Cosecha de agua: Establecieron diferentes puntos de captación que permiten conducir el agua mediante cañerías hasta un estanque de 200 000 litros de capacidad. Este centro de captación almacena el agua de lluvia, la que se distribuye aprovechando la gravedad para abastecer las actividades pecuarias y agrícolas. Mediante la cosecha de agua, se riegan 5 ha de flores y se les da de beber a 100 cabezas de ganado y a 300 ovejas. 2-Conservación de las áreas de recarga hídrica: En los linderos de riachuelos y nacientes de agua se han sembrado especies nativas, tales como aguacatillo (Persea caerulea) y roble (Quercus spp.), entre otras, para protección de los márgenes de conservación que exige la ley. Se procura sembrar 1 000 árboles forestales de especies nativas por año. 3-Utilización de riego de alta eficiencia: Las flores necesitan ser irrigadas, ya que las lluvias no satisfacen la demanda del cultivo para los que instalaron microaspersores y riego por goteo, lo que permite irrigar mayor superficie de cultivo con menor cantidad de agua y usando la gravedad para conducir el agua. La eficiencia de este sistema de riego es superior al 80 %, cuando el promedio registrado para América Latina varía del 20 % al 40 %, debido a que prevalecen otros sistemas de riego, tales como rodado, por surco y aspersión. 4-Uso de pasturas mejoradas: Tradicionalmente en la zona donde se ubica esta finca el pasto predominante es el kikuyo (Pennisetum clandestinum), que es muy agresivo, adaptado, pero de bajo rendimiento. Se han introducido pastos mejorados basados en distintas variedades de ryegrass (Lolium spp.). Algunas especies se utilizan para pastoreo en los potreros y otras como pasto de corte (es decir, se cultivan anualmente para ser cortadas y ensiladas). En comparación con el kikuyo, el ryegrass es un pasto más digerible y productivo, por lo que los animales producen más leche y carne por unidad de área. 5-Introducción de rumiantes menores: Como una estrategia para el control de malezas en las plantaciones de flores se introdujeron ovejas. El éxito fue tal que ha permitido disminuir las aplicaciones de herbicidas a cero dentro de las parcelas de flores. Debido a su adaptabilidad a diferentes terrenos, la rusticidad en la alimentación y la facilidad de manejo de las ovejas, se decidió utilizarlas en los potreros de pendientes pronunciadas. La finca inició con un grupo de nueve ovejas y actualmente cuenta con a un hato de 300. El empleo de estos animales ha permitido maximizar el uso de la tierra en la finca; por ejemplo, la carga animal para bovinos es de 3.5 vacas/ha, mientras que en ovejas es 10 veces mayor. 6-El árbol: un componente común en la finca. Se ha reforestado en medio de las plantaciones de flores y en los potreros. La finca se ha convertido en un sistema silvopastoril y agroforestal que ha permitido aumentar la fijación de carbono, retener humedad en el suelo, mejorar los contenidos de materia orgánica y formar un corredor biológico. 7-Adaptaciones en el cultivo de flores: Hacienda Retes adaptó sus parcelas aumentando la densidad de siembra de las calas y estableciendo un sistema agroforestal. Con esto se hace un mejor aprovechamiento del área, los fertilizantes y el agua y disminuye la aparición de malezas, lo que permite aumentar la productividad por unidad de área. 8-Ensilaje: En el trópico la temporada lluviosa y la temporada seca influencian la producción de forraje. Gracias al ensilaje, la finca acumula la abundancia de pasto que se desarrolla en la temporada lluviosa para ser utilizado en la temporada seca. La Hacienda Retes utiliza esta estrategia confeccionando silopacas. Fuente: Intensificación Sostenible, en una finca de las zonas altas de Costa Rica.