La selección de toros ha evolucionado de un proceso basado en la observación a uno apoyado en tecnología. Aunque la tradición es clave, herramientas como inseminación artificial y estudios genómicos también se han vuelto esenciales. Expertos coinciden en que el futuro radica en combinar ambos enfoques para mejorar la calidad y adaptación del ganado.
A lo largo de la historia, los ganaderos han confiado en el conocimiento empírico transmitido de generación en generación para la selección de toros. Sin embargo, con los avances de la genética, las herramientas científicas han adquirido un papel cada vez más determinante.
En las ganaderías tradicionales, la elección de un toro ha sido, durante siglos, una cuestión de mirada y tacto. Los ganaderos, a partir de la experiencia y el ojo clínico, seleccionan toros con base en su conformación, temperamento, musculatura y linaje. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cuál es el toro ideal?)
Heredada de generación en generación, esta práctica sigue siendo clave en muchas fincas, donde los productores evalúan aspectos visuales y funcionales como los aplomos y estructura ósea, mansedumbre, condición corporal e historial familiar.
Raúl Villa, ganadero de Buga, destacó que la elección del toro debe basarse en el propósito de la producción y en el clima de la región: “No se puede traer un toro holstein a un clima caliente porque no se adapta. Yo, por ejemplo, manejo hostein con gyr, y me fijo en la procedencia y la genética. Si es para carne, debe ser un brahman bien aplomado, grueso y manso”.
Esta observación demuestra cómo la tradición sigue siendo una guía esencial en la toma de decisiones. Sin embargo, las herramientas tecnológicas han revolucionado la selección genética, permitiendo optimizar el proceso de mejora del ganado.
Tecnificación en selección genética
Con el desarrollo de la inseminación artificial y la biotecnología reproductiva, la ganadería ha dado un giro hacia la selección genética avanzada. Hoy en día, los ganaderos tienen acceso a información detallada sobre las características de un toro antes de elegirlo para mejorar su hato.
Ricardo Arenas Ovalle, médico veterinario, enfatizó la importancia de la genética en la ganadería especializada de leche.
“En este caso, lo que se busca es seleccionar el semen de toros evaluados con características específicas que permitan mejorar el hato. La idea es producir mejores hembras de reemplazo con semen de toros superiores en aspectos como producción de leche, calidad de ubre, resistencia a enfermedades y fertilidad”, aseguró.
La selección moderna se apoya en diversos métodos científicos entre los cuales están las evoluciones genómicas, índices de selección, pruebas de progenie y selección asistida por marcadores moleculares.
En el caso de la ganadería de carne, la selección genética busca mejorar características como la conversión alimenticia, el peso al destete y la calidad de la carne. Arenas Ovalle explicó que en estos casos se deben considerar aspectos como la precocidad, la conformación ósea y muscular, y la adaptación a las condiciones del hato.
Tradición vs. ciencia
El dilema entre la selección tradicional y la basada en tecnología no es una cuestión de blanco o negro. La realidad es que la combinación de ambos enfoques es la estrategia más efectiva.
Arenas Ovalle advirtió que “en ambos casos, sea carne o leche, se debe tener en cuenta la relación del toro con la vacada existente. No sirve de nada un toro excelente si no es compatible con las hembras, porque podríamos generar problemas como partos complicados por diferencias de tamaño”.
Villa complementó esta idea con su experiencia en la cría de girolando, ideal para sistemas doble propósito: “El toro debe ser bien aplomado, grueso, largo y de buena genética. Pero también hay que ver su comportamiento, porque un toro bravo puede dañar la manada”. (Lea en CONtexto ganadero: No compre a ciegas: así se calcula el valor de un toro)
El futuro de la ganadería no está en la elección exclusiva entre tradición y tecnología, sino en la combinación de ambas. La experiencia de los ganaderos sigue siendo fundamental para interpretar los datos genéticos y aplicar el conocimiento en cada contexto productivo.
Villa con su experiencia en producción doble propósito destacó que el toro ideal no es solo cuestión de genética, sino también de funcionalidad y adaptación al entorno.
“Usted puede conseguir un toro con buena genética pero si es un toro arisco, bravo, eso no le va a dar nada. El toro tiene que ser manso. Esa es la clave”, concluyó Villa.