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5 estrategias clave para que sus pastos sobrevivan al clima frío

Melanny Orozco 03 de Abril 2025
Cómo superar los desafíos del trópico alto colombianoFoto: academiaagrosavia.coLa implementación de prácticas de manejo de suelo que aseguren su productividad a largo plazo es fundamental.

La baja fertilidad de los suelos, temperaturas extremas y un manejo inadecuado del pastoreo en terrenos irregulares desafían la producción ganadera en trópico alto. Experto revela cómo evitar la degradación de los pastos con estrategias innovadoras.


El trópico alto colombiano, caracterizado por terrenos montañosos y condiciones climáticas extremas, representa un serio reto para la producción ganadera. Suelos empobrecidos, lluvias irregulares y heladas inesperadas amenazan los pastos, de ahí la importancia de implementar acciones.

La adaptación de las praderas a estos ambientes resulta fundamental para garantizar la sostenibilidad y la rentabilidad de la actividad ganadera en la región. (Lea en CONtexto ganadero: Descubra el triángulo perfecto de la sostenibilidad ganadera)

Uno de los mayores problemas que enfrentan los ganaderos es la baja fertilidad de los suelos. Alex Gutiérrez, zootecnista, explicó que muchos productores no realizan el tratamiento adecuado del terreno, dejando crecer el pasto sin suministrar los nutrientes necesarios.

“El pasto debe manejarse como cualquier otro cultivo. Es esencial preparar el suelo, aplicar enmiendas y fertilizantes, y monitorear constantemente su evolución para obtener altos rendimiento”, expuso el profesional.

En la sabana y en otras regiones del trópico alto, las especies más recomendadas son el kikuyo, el raigrás y algunos pastos nativos que han demostrado ser resilientes y productivos bajo las condiciones propias de estas zonas.

Sin embargo, la clave no radica solo en la elección de la especie, sino en la adaptación a las condiciones específicas de cada finca, considerando la altura, el clima, la pluviosidad y el tipo de suelo.


Heladas y temperaturas extremas


Aunque Colombia no presenta estaciones marcadas, los ganaderos han notado variaciones en el régimen de lluvias, lo que complica la planificación forrajera. Además, las heladas y las temperaturas extremas pueden devastar las praderas, dejando suelos erosionados y pastos estresados.

Gutiérrez sugirió apostar en primera instancia por la diversificación de variedades forrajeras como estrategias para contrarrestar el impacto de las heladas.

Según el experto, “no podemos depender de una sola especie. Las praderas polifíticas, que incluyen variedades resistentes al frío, pueden disminuir el riesgo de pérdida total en eventos climáticos adversos”.

Para mitigar el daño causado por heladas, se recomienda aplicar aminoácidos y promotores de crecimiento que ayuden al pasto a recuperarse. No obstante, una planificación integral que contemple el análisis del suelo y la elección estratégica de especies resulta esencial para prevenir pérdidas.


Manejo de suelos


La implementación de prácticas de manejo de suelo que aseguren su productividad a largo plazo es fundamental. El profesional insistió en la necesidad de realizar análisis periódicos de suelo como segunda estrategia para identificar sus condiciones nutricionales y estructurales.

“Cada dos años es recomendable hacer un análisis completo para conocer el pH, la alcalinidad y los aportes de minerales. Esto permite tomar decisiones informadas sobre la fertilización y el manejo adecuado de la pradera”, explicó Gutiérrez.

En consecuencia, el tercer paso es hacer una corrección de la acidez del suelo mediante la aplicación de enmiendas es una práctica común en el trópico alto, especialmente en la sabana de Bogotá, donde predominan los suelos ácidos.

A esto se suma la importancia de aplicar fertilizantes tanto químico como orgánicos en cada rotación de pastoreo, evitando caer en el error de hacerlo solo una vez al año.


Rotación y recuperación


La cuarta estrategia es la rotación planificada de potreros ayuda a mantener el vigor de las praderas y a reducir el impacto de las pisadas sobre suelos húmedos, evitando la compactación que limita el crecimiento radicular.

En quinto lugar, la recuperación de las praderas debe ir acompañada de prácticas como la incorporación de residuos orgánicos que favorezcan la estructura y la retención de humedad.

Si bien el cambio climático sigue siendo una amenaza latente, la gestión eficiente de las praderas puede marcar la diferencia entre la pérdida de productividad y la sostenibilidad. (Lea en CONtexto ganadero: Los suelos están en peligro, pero la degradación puede revertirse)

Gutiérrez destacó que el enfoque debe combinar conocimientos técnicos con prácticas agrícolas sostenibles y tecnologías emergentes que faciliten la toma de decisiones.


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