Sin esperar investigación alguna, Petro explotó el citado acontecimiento. Acogió la falsa versión que dio el movimiento terrorista Hamás y escribió en X: “Pidiendo comida, más de 100 palestinos fueron asesinados por Netanyahu. Esto se llama genocidio y recuerda el Hocausto [sic] así a los poderes mundiales no les guste reconocerlo”. Y remató con un veredicto irresponsable: “Colombia suspende toda compra de armas a Israel”.
Al día siguiente, Petro se hundió aún más en el delirio al afirmar: “Alemania apoya el genocidio, y Francia, y la Unión Europea, y el Reino Unido, y sobre todo los EE. UU. de Norteamérica en su versión demócrata, apoyan tirar bombas sobre la gente, porque están haciendo una demostración sobre la humanidad toda”.
Petro sabía que esa interpretación de los hechos del 29 de febrero era errada. Pero antes de que la verdad se abriera paso, aprovechó la ausencia de verificación para reincidir en su obsesión de alejar a Colombia no solo de Israel sino de los países democráticos más desarrollados e importantes del mundo.
Tal paso, no el primero en esa dirección, afecta no solo las excelentes relaciones diplomáticas entre Israel y Colombia, sino que reduce la ya muy precaria seguridad de los colombianos y dejará las fronteras de Colombia a la merced del pillaje y de otras operaciones anti soberanía nacional de las agresivas dictaduras comunistas vecinas y de la región.
Según el diario El Espectador, el Ejército, la Policía y otros organismos de seguridad de Colombia utilizan armas fabricadas por Israel o en Colombia con patente israelí, como los fusiles Galil y la pistola semiautomática Jericho y el rifle X95. Colombia compra también misiles antitanques Nimrod y Spike israelíes y el sistema de cañón autopropulsado Atmos. En los años 1990, Israel le vendió a Colombia 24 aviones de combate Kfir.
¿Qué pasará entonces con el sistema de radar y escudo antimisiles Barak MX, de un alcance de 150 kilómetros, el cual Colombia negocia desde hace cinco años con Israel por valor de 131,2 millones de dólares y que entrará en acción, en tierra y mar, en septiembre de 2026? ¿Qué pasará con la compra de equipos de protección contra guerra electrónica por 90 millones de dólares? ¿Qué pasará con el contrato de mantenimiento de los Kfir por valor de 6 millones de dólares? (1).
Petro está lanzando los insultos más abominables. Compara a Israel con la Alemania nazi de Hitler: “Ya estuve en el campo de concentración de Auschwitz y ahora lo veo calcado en Gaza”, lanzó dos días después de la matanza antijudía del pasado 7 de octubre donde Hamás asesinó a cerca de 1300 judíos y no judíos y secuestró a cerca de 200 personas, en el ataque más brutal contra los judíos desde el Holocausto.
En vista de esa actitud abyecta, Israel anunció el 15 de octubre que congelaba las exportaciones de seguridad a Colombia. “A diferencia de líderes a nivel mundial que han condenado enérgicamente a Hamás y han mostrado todo su respaldo al derecho de Israel a defenderse, Petro arremetió una y otra vez contra el Estado judío” declaró el gobierno de Netanyahu.
Al final de la jornada del 29 de febrero, los primeros elementos de verdad llegaron a la prensa internacional, junto con las imágenes del dron israelí que fotografió lo ocurrido: Netanyahu no había “asesinado a 100 palestinos”, ni los tanques israelíes habían “disparado contra una multitud desesperada” que recibía ayuda humanitaria, como inventó Hamás. Esa mañana, en realidad, un convoy de 38 camiones entró a Gaza para entregar a los habitantes del norte de la franja ayuda humanitaria. Luego de pasar por un control de seguridad en Keren Shalom, cientos de personas corrieron hacia los camiones. El saqueo de alimentos degeneró en empujones y violencias. La estampida que siguió y la maniobra de los camiones para escapar al saqueo dejaron la mayor parte de heridos y muertos.
Hasta la fecha no hay ninguna prueba que muestre soldados o tanques israelíes disparándole a la multitud. Tsahal estaba allí “realizando una operación humanitaria para asegurar el corredor y permitir que el convoy avanzara hacia el punto de distribución para que la ayuda humanitaria pudiera llegar a los civiles en el norte que la necesitan”, explicó un vocero del Ejército. En otro lugar, sí hubo disparos. Una turba azuzada trató de apoderarse de un blindado en un retén israelí. Los soldados dispararon y una decena de atacantes cayó herida o muerta. Hamás amalgamó los dos incidentes y logró desinformar a varios gobiernos y a la prensa internacional por unas horas.
Tras las primeras verificaciones, el presidente Biden y Guterres, el secretario general de la ONU, admitieron que lo dicho por los medios era impreciso y que no sabían todavía qué había pasado y que Washington estaba examinando las dos versiones del asunto.
Para los colombianos la pregunta es: ¿Por qué Petro, además de sus invectivas contra Israel, acusa a Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania y la Unión Europea de “apoyar el genocidio” en Gaza? ¿Por razones morales? No, pues el tal “genocidio” existe solo en la cabeza de los antisemitas y anti sionistas más violentos que no le reconocen a Israel el derecho a existir y a defenderse. Luego la movida de Petro es una bajeza política más. Desde que llegó a la Casa de Nariño, él trabaja para alejar a Colombia de Occidente. Lo de ahora es otro paso en la misma dirección, pero la forma de ese paso permite pensar que el mandatario extremista espera que la ayuda militar, así como las inversiones y el comercio, colapsen definitivamente para Colombia con aquellos países.
El presidente Petro también fracasó, en diciembre de 2022, en las negociaciones con Dassault Aviation para la compra de 16 aviones Rafale. El fabricante de aviones francés quería que el pedido fuera de 16 aviones por 3.000 millones de dólares. Bogotá dijo que quería adquirir sólo 3 o 4 aviones y servicios asociados por $678 millones. Iván Velásquez, ministro colombiano de Defensa, reveló, además, que la adquisición del avión sueco JAS 39 Gripen, que cumplía con los requisitos de la Fuerza Aérea Colombiana, también había fracasado.
Estas erráticas negociaciones dejan a Colombia sin medios para controlar y defender su propio territorio, y la alejan de su habitual espacio diplomático democrático para ubicarla, sin discusión alguna en el Congreso y dentro de la nación, en lo que se llama el “Sur Global”, es romper la unidad nacional y empujar a Colombia hacia la dependencia de ese frente violentamente anti Occidental dominado por China comunista, la Rusia de Putin y el Irán de los ayatolas atómicos.
Estamos pues ante una nueva causa de destitución del jefe de Estado colombiano por violar el numeral 6 del artículo 189 de la Constitución Nacional. La restauración del orden vendrá del cumplimiento de las vías previstas por el ordenamiento jurídico del país.
5 de marzo de 2024