La simpatía por las formas más extremas del antisemitismo en Gaza aparece hoy en Francia hasta en las vestimentas de los líderes y candidatos del partido de Mélenchon.
¿Qué significa el triángulo rojo que lució en su chaqueta Manuel Bompard, un jefe de La France Insoumise (LFI), durante el debate electoral en TF1 del 25 de junio?
Bompard, el brazo derecho de Jean Luc Mélenchon, se presentó ante sus dos adversarios con un pin rojo en forma de triángulo invertido en la solapa de su chaqueta. Ese detalle llamó la atención de los telespectadores. Horas después, varios periodistas e historiadores recordaron con asombro que ese triángulo rojo es un símbolo altamente equívoco: para los entendidos es un guiño a los criminales de Hamás.
Desde la masacre antijudía del 7 de octubre pasado en Israel y del reinicio de la guerra en la Franja de Gaza, un triángulo rojo invertido, idéntico al de Bompard y Mélenchon, aparece en la propaganda de los terroristas de Hamás.
Bompard debatió el martes en directo con Jordan Bardella, líder del partido conservador Rassemblement National (RN), y con Gabriel Attal, primer ministro y dirigente del partido macronista Renaissance (R).
RN es la formación política que todas las agencias de sondeos dan por ganadora el 30 de junio, día en que los franceses votarán, en primera vuelta, para renovar la Asamblea Nacional.
El partido LFI, tristemente conocido por su retórica propalestina, antisemita y antisionista, disimulada unas veces y explícita otras, al mismo tiempo que se dice “antifascista”, creó en cuestión de una semana un cartel de izquierdas para conservar su caótica presencia en la Asamblea Nacional. Dirigida por Jean-Luc Mélenchon, la nueva coalición socialo-ecolo-comunista con la que el líder del islamo-izquierdismo francés aspira a ser designado nuevo primer ministro por el presidente Macron el 7 de julio próximo se dio por nombre Nuevo Frente Popular (NFP).
Sin embargo, la realidad de los sondeos indica otra cosa: que, por el contrario, el próximo gobierno tendría como primer ministro a Jordan Bardella.
En ese contexto de polarización extrema, donde Emmanuel Macron interviene cada día para asustar al electorado diciendo que Bardella representa la “extrema derecha” y el fin de la democracia, ocurrió el debate en donde fue visto el siniestro triángulo rojo invertido de Bompard.
El historiador Thomas Vescovi, autor de L'échec d'une utopie, una obra sobre la izquierda en Israel, explicó que, en efecto, ese símbolo aparece en vídeos difundidos por Hamás y es utilizado por éste “para marcar objetivos militares israelíes”. El canal qatarí Al Jazeera admitió por su parte que un triángulo rojo semejante al de Bompard aparece en la bandera palestina.
Otros recordaron que, en junio pasado, en Brooklyn, Estados Unidos, agitadores antisemitas pintaron triángulos rojos invertidos en la casa de Anne Pasternak, la directora judía del Museo de Brooklyn, según informó el New York Times (1), y que imágenes publicadas en redes sociales mostraron la fachada vandalizada con pintura roja, donde esos triángulos aparecen al lado de insultos como “blanca-supremacista sionista”.
Por esa razón, cuando Manuel Bompard apareció con el tal triángulo en el debate televisado muchos ciudadanos protestaron. Bompard trató de disimular el papel que juega ese símbolo en su campaña. Alegó que él y Mélenchon portan el triángulo rojo como un “símbolo de la resistencia antifascista” y de los “deportados comunistas” durante la segunda guerra mundial. Esa explicación causó asombro.
Después de la matanza antisemita del 7 de octubre, candidatos de LFI declararon que Hamás no es una organización terrorista sino un “movimiento de resistencia” contra el sionismo.
La misma noción de deportados en la definición de Bompard tiene un relente de revisionismo histórico. La abrumadora mayoría de las víctimas de los campos de muerte de Hitler no eran deportados “políticos”. Los seis millones de judíos exterminados por los nazis no eran deportados “políticos” (por sus ideas) sino por haber nacido, por ser judíos.
Mélenchon también trató de evadir el punto. Salió con el cuento de que “un camarada belga”, anónimo, claro está, le había regalado hace años ese símbolo, para evitar que él, Mélenchon, fuera confundido por el público con oradores de otros grupos. Añadió que el triángulo rojo le sirve para marcar “su diferencia con el partido de extrema derecha” y que él usa ese pin desde 2017.
Pena perdida. Analistas no propiamente de derecha insistieron en que usar ese emblema es un error pues “se convirtió desde el 7 de octubre en el símbolo de los islamistas palestinos en Gaza”. Fue lo que dijo, por ejemplo, el periodista Jean Quatremer, del matutino socialista Libération. El filósofo Raphaël Enthoven aportó en una red social un análisis más profundo. Dijo que ese triángulo rojo es “un llamado al asesinato de judíos”, por ser un “símbolo de Hamás”. Enthoven admitió que ese triángulo tiene varios significados y puede aludir tanto al activismo obrero como al tatuaje forzado de los comunistas en los campos de concentración nazis.
Sin embargo, insistió en que esa ambivalencia es utilizada precisamente de manera perversa por LFI. “Al mostrar ese triángulo, Bompard cubre un amplio espectro: desde llamar a los trabajadores hasta exhibir un símbolo amenazador para los judíos. Y si bien algunos ven ese triángulo como algo noble, los elementos más radicales, los antisemitas más virulentos, ven ese triángulo como un estímulo. Es una situación en la que todos ellos ganan”.
Lo más obsceno de todo es que, a sabiendas de la connotación terrorista y antisemita de ese símbolo, Mélenchon y LFI aceptan exhibirse con el triángulo invertido. ¿Para qué? ¿Para homenajear a los “deportados políticos”, es decir una parte menor de las víctimas de los campos de muerte hitlerianos y lanzar una amenaza subliminal al mundo judío y enviar una señal esotérica de simpatía a los monstruos antisemitas de Hamás?
Nadie puede creer que los cuadros de LFI no hayan sido informados que ese triángulo rojo es incrustado, en particular, en varios vídeos donde aparecen combatientes palestinos en refriegas contra el ejército israelí en la Franja de Gaza.
Por alguna razón, Gabriel Attal estimó, en el debate del martes, que “la izquierda [LFI] está en proceso de pasar del 'J'accuse' [título del célebre editorial de Emile Zola durante el caso Dreyfus] al banquillo de los acusados”.
(1).- https://www.nytimes.com/2024/06/12/nyregion/anti-zionist-graffiti-jewish-museum-officials.html
Ver igualmente: https://aurora-israel.co.il/fr/vandalizan-la-casa-de-las-autoridades-judias-del-museo-de-brooklyn/
26 de junio de 2024